El estado de Puebla se ubica en el octavo lugar a nivel nacional en el rubro de monto anual de recepción de remesas que envían los migrantes, la mayoría radicados en diferentes ciudades de Estados Unidos.
De acuerdo con el “Anuario de Migración y Remesas 2025” desarrollado por BBVA Research, con apoyo del Consejo Nacional de Población (Conapo), y presentado en las instalaciones de Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), la entidad recibió, a lo largo del año 2024, 3 mil 366.7 millones de dólares, unos 63 mil 125.6 millones de pesos, a un tipo de cambio de 18.75 pesos por dólar.
Las familias poblanas recibieron 5.2 por ciento del total de los dólares que ingresaron al territorio mexicano por concepto de remesas. En otras palabras, Puebla se ubica en el top 10 por el ingreso de dólares que envían los migrantes que se fueron de sus comunidades de origen en busca del sueño americano.
Los paisanos establecieron un máximo histórico por noveno año consecutivo en el envío de remesas durante 2024 y para este año, en medio de complicaciones y adversidades, se estima que volverán a establecer un récord.
Dentro del mercado laboral norteamericano, los migrantes, entre ellos, los poblanos, trabajan en sectores clave como la construcción, que emplea a dos de cada cinco; la hotelería y esparcimiento, con el 13 por ciento, misma relación para la manufactura.
El estudio revela que dentro los hogares que están catalogados como receptores de remesas, más del 30 por ciento del total de los ingresos corrientes provienen de los dólares que envían familiares, con lo cual, se traducen en recursos para adquirir alimentos y diferentes bienes y servicios.
Al final, los familiares que se quedan, en su mayoría esposas, hijos, hijas y madres, en los hogares de zonas expulsoras de migrantes, con los dólares que reciben, sienten una mayor libertad financiera; sin embargo, al mismo tiempo, muestran una menor resiliencia, seguridad y control en su salud financiera. Aunque los hogares receptores de remesas, cuentan con recursos para enfrentar sus necesidades, al mismo tiempo, viven con la tensión de que, en algún momento, los recursos puedan disminuir o detenerse.