Entre los diversos análisis sobre el raid anti-Asad de Trump el 6 de abril, vale la pena destacar el del historiador y experto en el tema árabe Jean Pierre Filiu (lwww.blog.lemonde.fr), para quien el bombardeo de EU a la base de Shayrat, operada por los ejércitos de Siria y Rusia, muestra menos un cambio de política de la administración de Donald Trump como la ausencia de contrapeso al Pentágono en el proceso de decisión, así como una coordinación cada vez más clara con Israel.
En esta “loca semana”, dice Filiu, cuando la administración Trump pasó “de la conciliación a la hostilidad” hacia el presidente Bashar Asad, se puede constatar, “al nivel táctico, una transferencia de las decisiones desde la dirección política hacia la jerarquía militar y, al nivel estratégico, una evidente coordinación con Israel. Ninguna de las dos evoluciones augura desarrollos positivos en Siria, en particular, y en Oriente Medio, en general”.
En su extenso escrito, Filiu recuerda que si bien Trump aún no ha difundido su famoso “plan” contra el terrorismo, su “seguidismo” hacia la jerarquía militar no solo es algo “inédito”, sino que descansaría ante todo “en la transferencia en el escalón operacional de las decisiones de golpear al yihadismo”. “Tal repliegue del Comandante en jefe”, que es a la vez el presidente de EU, “fue evidente durante el proceso de decisión que llevó al bombardeo de Shayrat”.
También, dice, las reuniones en la residencia privada de Florida, más allá de los reajustes en el primer círculo presidencial -con el retiro de su ideólogo Stephen Bannon del Consejo de Seguridad Nacional- “ratificaron la preeminencia del Pentágono sobre las demás dependencias”.
No obstante, observa Filiu, si bien se llegó a una decisión más militar que política en la elección del blanco y del momento, “el impacto fue más político que militar”. Pero, tal demostración de fuerza “solo tendría sentido si está al servicio de una política clara, lo que está lejos de ser el caso”.