Ella repite la cifra con énfasis, como para que su interlocutor la capte con todo su significado: 92 mil personas desaparecidas en México desde 2006 y un sistema que no sirve para identificar a las decenas de miles de cuerpos que resguardan las fiscalías estatales.
Debería ser un escándalo, insiste esta mujer que semana a semana tiene que atender a las decenas de miles de familias que buscan a sus desaparecidos, lo mismo en pozos abandonados que en verdaderos campos de exterminio, como el de la Bartolina, en Tamaulipas.
¿Cómo es que este país no se conmueve y se indigna ante tamaña barbarie?, pregunta. Es Karla Quintana, desde febrero de 2019 la comisionada nacional de búsqueda de personas desaparecidas, que se inconforma con la normalización de las desapariciones, pero aún más con la inacción de algunas fiscalías estatales que no asumen el reto que tienen enfrente.
Parece increíble pero tres sexenios con un tema lacerante no han bastado para llegar a tener un sistema que sirva y responda al tamaño de la crisis.
Cada fiscalía estatal es autónoma y puede realizar el análisis forense como decida. Sus bases de datos no están homologadas y trabajan con “un sistema pensado para encontrar perpetradores (homicidas, violadores, etc.)”, no para identificar a miles de cuerpos que permanecen anónimos en las morgues rebosantes de cadáveres, al grado que han tenido que contratar camiones refrigeradores para almacenar los cuerpos.
El sistema, dice Quintana, “no fue pensado para identificar decenas de miles de cuerpos frente a decenas de miles de grupos familiares. Se sigue trabajando como si fuera ‘uno a uno’, y la posibilidad de coincidencia es menor, aún en el supuesto que se compartan las bases y asumiendo que la información es correcta”.
Eso lo saben las familias que tienen que viajar a interponer una denuncia en uno y otro estado, en un peregrinar absurdo e innecesario si los gobernadores asumieran los cambios necesarios y los diputados hicieran la reforma imprescindible.
Mientras eso no ocurra las familias seguirán su peregrinaje, sometidas a los largos procesos de la justicia, con toda su cauda de burocracia.
Casi todos los días hay acciones de búsqueda en las que participan las familias y la Comisión Nacional de Búsqueda así como las comisiones estatales. A la misma Quintana le ha tocado bajar al fondo de un pozo a verificar que se haya concluido el retiro de restos humanos de esos cementerios clandestinos del crimen organizado.
Pero sí hay quien voltee a ver esas cifras de escándalo. Hay cientos de jóvenes periodistas documentando la tragedia, levantando memoriales y proyectos contra el olvido como el de Jesús Bustamante desaparecidosensinaloa.com.
Sí se conmueve el país, lo hizo ante el documental de Karla Casillas y Carlos Pérez Osorio Las tres muertes de Marisela Escobedo, la mujer que murió tres veces antes de convertirse en símbolo de la búsqueda.
Sí nos importa esta crisis, lo que necesitamos es que quienes toman decisiones sobre la política forense en México (gobernadores, fiscales, diputados, senadores) volteen y actúen para resolverla.
hector.zamarron@milenio.com
@hzamarron