Negocios

Nublado, con amenaza de tormenta

  • Economía empática
  • Nublado, con amenaza de tormenta
  • Héctor Farina Ojeda

La amenaza constante de imposición de aranceles se parece cada vez más al pronóstico del tiempo que nos da cuenta de que la jornada estará nublada y que hay amenaza de tormenta. Pero ya se ha extendido en el tiempo y no se trata de una jornada oscura que rápidamente ve el amanecer con el brillo del sol y un nuevo día: a los nubarrones y tormentas hay que sumarle una advertencia constante de tormenta, de vientos huracanados y de que en cualquier momento la cosa puede empeorar. Es uno de esos mensajes que llaman a no salir, no arriesgarse, y de ser posible quedarse en casa y esperar hasta que la tormenta se haya ido.

En un contexto en el que las secuelas de la incertidumbre y la guerra comercial se sienten a nivel global con una disminución de los pronósticos de crecimiento, con problemas en el comercio, la especulación en las inversiones y la desaceleración del dinamismo económico de los países, la posibilidad de que Estados Unidos aplique aranceles -otros aranceles- a las importaciones de cobre, a los bienes de Brasil, y a otros 21 países a partir del 1 de agosto profundiza la incertidumbre, la extiende en el tiempo, y nos deja la sensación de que este año seguirá tormentoso y el año que viene igual.

A principios de año, las advertencias sobre aranceles parecían estrategias de momento para presionar en puntos específicos. Ahora, a mitad de año, ya no se puede decir que sean turbulencias momentáneas sino un estado constante de incertidumbre, de negociaciones apuradas, de nerviosismo en los mercados y de pronósticos cada vez más inciertos. Mientras el escenario sigue en la incertidumbre, las economías latinoamericanas se siguen desacelerando, la generación de empleos formales se frena y con ello se va otro año en el que la movilidad social o la posibilidad de mejorar económicamente nuevamente es muy distante.

Las grandes economías latinoamericanas están sufriendo el golpe directo de la incertidumbre, de las dificultades para el comercio, de las inversiones que no llegan en la medida esperada y de la falta de dinamismo propio frente a las crisis del exterior. Como botón de muestra, México tendrá este año un crecimiento cercano a cero o lo que es lo mismo: su economía se estanca mientras la incertidumbre internacional por los aranceles sigue en aumento. Si hay una economía que resiente en forma muy directa todo el ambiente incierto para comerciar con Estados Unidos, esa economía es la mexicana.

Uno de los grandes retos para este y los siguientes años es aprender a planificar en tiempos de incertidumbre: esperar que todo se calme y que se vuelva a la “normalidad” no es una estrategia. Es ingenuidad y resignación. En tiempos de crisis es cuando deben surgir las reinvenciones, las nuevas estrategias, las rupturas con lo que no sirve. América Latina, que siempre está en crisis, debería aprovechar la coyuntura para construir economías diferentes, con inversiones más estratégicas, con planeaciones que no se detengan ante un día nublado o una amenaza permanente de tormenta.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.