Oh, los amores contrariados. Éste es un tema inagotable, como las arenas del mar. Desde los albores de la humanidad se han suscitado desencuentros amorosos cuyo desenlace puede o no ser previsible. Además de la poesía, la narrativa, la música, la arquitectura, la danza y la escultura, el cine no puede sustraerse de mostrar a través de sus herramientas cómo las relaciones humanas son puestas a prueba con tintes románticos, dramáticos, cómicos o terroríficos. Bueno, pues James Kent nos presenta TheAftermath o, como se le tituló en español, Viviendo con el enemigo.
Recién llegada a finales de 1945 a Hamburgo, Alemania, Rachel Morgan (KeiraKnightley)es afectada de inmediato por el clima sombrío y helado que la ciudad germana conserva después de haber sido enteramente destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Su marido, el coronel británico Lewis (Jason Clarke), es el encargado de coordinar la reconstrucción de la región por tiempo indeterminado.
En una decisión unilateral –que a la postre forma parte de los desencuentros de todas las parejas– Lewis establece que la pareja vivirá en la mansión de Stefan (Alexander Skarsgard), un alemán viudo, provocando sentimientos conflictivos en su esposa. Mientras que los demás ingleses confiscaron propiedades alemanas para vivir mientras se realizaba la reconstrucción de Hamburgo, Lewis no tuvo el corazón de enviar a un campamento a Stefan y a su hija adolescente, por lo que les permitió vivir en la buhardilla de la mansión solariega.
Ello implicó que Rachel y Stefan comenzaran a convivir y que estrecharan lazos afectuosos que al principio eran improbables, pues Rachel manifestó frialdad y desinterés por su anfitrión-huésped. Pero a Rachel le duele que su marido esté enfocado en su trabajo y la descuide, además de que la pareja tiene un problema irresuelto de tiempo atrás: la pérdida de su hijo en la guerra. Stefan a su vez, a pesar de su carácter taciturno, también revela dolor por la pérdida de su esposa en la guerra.
Esos dolores los unirán. No digo más para que el espectador se dé la oportunidad de ver el filme que es de buena manufactura, con una producción encomiable y dignamente ambientada en la época. Sólo habrá que decir que la comunicación siempre es la solución de todos los problemas y que el verdadero amor se impone al final. Nos leemos el próximo martes.