Cultura

Al filo de la democracia (3 de 3)

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  • Gustavo Guerrero

En esta última entrega del análisis del documental de Petra Costa Al filo de la democracia retomaremos algunos puntos ya abordados.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva está en prisión, Dilma Rousseff fue destituida del cargo y Jair Bolsonaro gobierna actualmente esta nación sudamericana. Si usted, querido lector, aún no ha visto el filme, disponible en la plataforma Netflix, le comento que cuenta la historia del triunfo político de la izquierda, particularmente el Partido de los Trabajadores, y sus consecuencias, vistos desde la óptica personal de la cineasta. Aquí vale la pena subrayar que el trabajo de Costa no es un periodismo objetivo, imparcial; antes bien es un ajuste de cuentas con el pasado de su patria. Al ser una intérprete de los sucesos reseñados, por momentos Costa se torna incrédula e indignada.

Estamos pues ante una crónica de traición cívica, abuso de poder y desengaño, porque la izquierda resultó más voraz que el autoritarismo de las dictaduras militares de antaño. Brasil tiene que cuestionarse a dónde van sus adhesiones políticas actualmente, sobre todo porque Lula, a pesar de dejar el cargo de presidente de la república con 87% de aprobación nacional, es ahora la encarnación fallida del potencial de la democracia moderna.

Es verdad que Costa se dedica a retratar a Dilma y a Lula con devoción, pero también es imposible sustraerse al hecho de que su partido, el PT, protagoniza una narrativa de tejemanejes conspiratorios y de intereses personales que conllevaron a una escandalosa corrupción, como se demostró en la Operación Lava Jato, ya analizada en la entrega anterior. Lo que sí, es que la oposición brasileña, la derecha recalcitrante, se organizó bien para imponer un Golpe de Estado judicial y legislativo mediante la conveniente lectura de las leyes y las instituciones para imponer un nuevo estado de las cosas.

La conclusión es que no hay villanos ni héroes, pues la corrupción y los acuerdos secretos son norma tradicional de la gobernabilidad brasileña, y se produce en todos los partidos, sean de derecha o de izquierda. De ahí la frustración y el mal sabor de boca que nos deja este trabajo, a todas luces muy lejos del anhelo ideológico de Orden y Progreso positivista. Nos leemos el próximo martes.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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