Política

La paradoja de Bolivia y el caso mexicano

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Los tres periodos de gobierno de Evo Morales fueron buenos para los bolivianos: la economía creció en promedio 5 por ciento anualmente; la inflación cayó de 5 a 1.5 por ciento; la pobreza se redujo casi a la mitad al pasar de 66 a 35 por ciento; el PIB per cápita se duplicó al crecer de 4 mil a 8 mil dólares. En otras palabras, Morales comenzó a atender con eficacia el justo reclamo económico y social de los bolivianos. ¿Por qué entonces esa severa crisis política que lo sacó del poder y deja una sociedad dividida y enfrentada violentamente?

No es difícil encontrar la respuesta. Evo quiso perpetuarse en el poder alterando y violando las reglas de la democracia. El tema no es el número de años en el poder, sino el de acomodar las instituciones de la democracia en su favor (control del legislativo, cambios constitucionales, independencia del Tribunal Superior Electoral, etcétera.) para impedir la llegada de otros partidos al poder. Violentar y anular la democracia desde ella misma. Autoritarismo simple y burdo, pues.

Detrás de ese impulso antidemocrático están otros dos fenómenos/creencias preocupantes. El primero, la idea de que solo él, Evo Morales, puede dirigir la construcción de una sociedad más justa debido a que —y esta es la segunda creencia— él es la representación real, verdadera de los intereses del pueblo y quienes no forman parte de su coalición política son adversarios que quieren revertir su proyecto. Es decir, una sociedad binaria, dividida entre buenos y malos, cuyo conflicto solo puede dirimirse por el dominio permanente de los primeros con la exclusión de los segundos. Y si para ello es necesario violentar la legalidad y la democracia, pues ni modo, ya que aceptar que ganen la elección y lleguen de nuevo al poder significaría, desde esta perspectiva dicotómica, una regresión.

La paradoja consiste en que un buen gobierno acabe en desastre. Todo lo bueno alcanzado puede perderse a causa de una crisis política que, si no es bien resuelta, derivará en anarquía y retroceso económico y social, debido al encono de una sociedad polarizada.

Por desgracia, en México hay elementos de la crisis boliviana que están germinando de manera preocupante, con una variable diferente que generaría un escenario aún peor. Andrés Manuel López Obrador encabeza un proyecto de cambio profundo fundado en un reclamo amplio y justo. Los elementos comunes con el modelo de Evo son: a) un liderazgo populista: solo AMLO representa al pueblo; su voz es el camino y la verdad; la cerrazón es total. B) La división y polarización de la sociedad en pueblo bueno y conservadores/neoliberales. C) El desmantelamiento y/o el control de las instituciones que soportan la democracia, por todas las vías: poderes Judicial y Legislativo, CNDH, INEE, CRE, y ahora va por el INE.

La variable diferente con Bolivia es que, hasta la fecha, los logros de su proyecto son malos: economía estancada, agravamiento de la inseguridad y destrucción de la capacidad de gobierno entre otros. Si AMLO no rectifica políticas, abandona la polarización, el desmantelamiento de la democracia y suma a su proyecto a quienes quieren el cambio, aunque no piensen como él, no solo no atenderá el reclamo social que lo llevó a la Presidencia, sino que dejará una economía empobrecida y una gravísima crisis política.

Líder autoritario, sociedad dividida y gobierno incapaz y excluyente, receta segura de fracaso y retroceso.

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Guillermo Valdés Castellanos
  • Guillermo Valdés Castellanos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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