Todo por servir se acaba. Bill Bellichick podría vivir su última temporada con los New England Patriots, toda vez que el equipo, después de la partida de Tom Brady, ha navegado a la deriva.
El problema es mucho más profundo que una simple mala racha o un mal comienzo. El llamado “Monje” parece haber perdido la magia cuando vio partir a su número 12.
Pudiera parecer muy exagerado hablar de la caducidad de Bill Bellichick en la NFL, sin embargo, el equipo ha perdido 4 de 5 encuentros en 2023, y en todos ha recibido más de 25 puntos.
Esto sin mencionar que las dos últimas jornadas recibieron 72 puntos y solamente anotaron 3, una diferencia que debe encender las alarmas en las oficinas de la gerencia en New England.
No podemos negar que Bellichick tiene un lugar en la historia de la liga como uno de los coaches más exitosos, pero todo tiene un principio y un fin, y el “Monje” podría considerar su partida si el equipo no camina en 2023 y la gerencia y el dueño piensan en una reconstrucción.
Desde que Tom Brady partió al término de la temporada de 2019, los Patriots han enfrentado dificultades y solamente calificaron a postemporada en 2021, cuando fueron eliminados en la ronda de comodines por los Buffalo Bills en una auténtica paliza de 47-17, una masacre ante un rival divisional.
Los detractores de Brady dirán que no es el único factor para aseverar esta debacle, sin embargo, los resultados dicen otra cosa.
Desde el 2000, año en que empezó a jugar el número 12, jamás tuvieron un déficit de puntos; es decir, siempre anotaban más de los puntos que recibían.
Hoy su diferencial es de -76, y en las cuatro temporadas sin este legendario jugador solamente en una han anotado más de lo que han recibido, en 2021.
Otro aspecto: desde el 2000 y hasta el 2019, solamente en 2008 y 2002 New England no fue líder de la División Este de la Conferencia Americana.
En 2020 terminó tercero; en 2021, segundo; en 2022, tercero; y hoy está en el sotanero cuarto lugar de su división. No ha vuelto a ser primero durante la temporada regular y tampoco al final de la campaña.
Cuando el “GOAT” fue el quarterback de los Patriots, el peor lugar en el que rankeó la ofensiva fue el décimo en la liga en sus primeros años. Ahora su ataque es el peor de la liga.
Previamente, en el 2022, fue el décimo séptimo; y en 2020 se ubicó diez sitios más abajo, lo cual denota que su ataque atraviesa problemas a manera de tendencia.
Del otro lado del balón, en 2019 los Patriots tenían la defensiva número 1 de la liga. Hoy son la 25.
Pudiera parecer que no tiene relación porque Brady no jugaba a la defensiva, sin embargo, sí tiene un impacto, ya que, si la ofensiva no consigue primeros y dieces, la defensiva pasa todo el partido adentro y termina por ceder.
No tiene momentos para cargar la pila y terminan cansados y lesionados.
Creo que son suficientes datos numéricos para ver que el equipo viene en caída libre.
Lo importante son los porqués, y aquí podemos mencionar varias opciones: Soberbia es la primera de las razones que considero han afectado a Bellichick y los Pats.
El legendario entrenador consideró que sin su quarterback y sin sus coordinadores podía seguir brillando por sí mismo, y ya quedó en evidencia que la dinastía de este equipo no la construyó sin ayuda, que su pasador no sólo le ayudaba a ejecutar la ofensiva dentro del emparrillado, sino también a atraer jugadores baratos y talentosos. Y, lo más importante, los hacía parecer grandes jugadores.
Pésimas selecciones del draft en años recientes es otra de las consecuencias de esta caída. Bellichick perdió la magia junto con la gerencia para ver buen talento en la NCAA.
En la defensiva titular, con 11 jugadores, no tienen uno solo que haya sido seleccionado por ellos en la primera ronda.
Mientras que a la ofensiva cuentan con 2 de mediana calidad: Mac Jones y el guardia izquierdo Cole Strange.
Quiere decir que, de 22 jugadores titulares, solamente 2 llegaron vía draft en primera ronda, una cifra que refleja la pobreza al momento de seleccionar.
Mientras estuvo con Brady detrás del centro, Bellichick miraba con desdén el draft. Llegaban jugadores regulares y ahí se hacían buenos; brillaban y luego egresaban a otros equipos que les pagaran más.
Después llegaba otro joven talentoso y la historia se repetía. Así fue por 20 años. Sin embargo, ese modelo ya no tiene vigencia desde hace tiempo atrás.
Para muchos especialistas, la posición de quarterback en la NFL es la más difícil del deporte profesional, no solamente del futbol.
Quizá por eso Bellichick ha batallado en encontrar un nuevo cómplice que tenga liderazgo y pueda complementar las carencias de su entrenador, como es el carisma, el liderazgo dentro del terreno de juego y la ejecución perfecta del plan de juego.
Mac Jones tuvo una buena campaña de novato en 2021, cuando lanzó 22 pases de anotación por solamente 13 intercepciones.
No obstante, el año pasado tuvo un balance de 14-11, y esta campaña está con 5 y 6.
Parece ser que los equipos contrarios ya encontraron la manera de afectar su sistema y no ha tenido la creatividad para ser impredecible.
Va en retroceso.
El coordinador ofensivo Bill O’Brien debe aplicarse y apoyar a Bellichick; necesita crear un sistema de juego donde pueda reducir el peso de la ofensiva en Jones.
Pero no tiene mucho material humano para hacerlo, ya que ni el corredor Rhamondre Stevenson y mucho menos los receptores DeVante Parker y JuJu Smith-Schuster, asustan a nadie en la liga.
La llegada de Ezekiel Elliot no ha sido factor. Promedia 3.8 yardas, una cifra modesta cuando el estándar mínimo de los corredores regulares es de 4. Mientras que, por su parte, el titular Stevenson promedia apenas 2.8 cada ocasión que corre el balón.
Las lesiones han afectado al equipo, sin duda alguna, mas no hay tiempo para justificaciones, y menos cuando en tu división juegan equipos jóvenes y mucho más talentosos, como son los Buffalo Bills, Miami Doplhins y New York Jets.
La realidad le está pegando al “Monje”, quien sigue siendo igual de soberbio que siempre, sólo que ahora no tiene los resultados que lo respaldan.
Habrá que ver cuánta confianza le tiene el dueño Robert Kraft, ya que cada vez hay más molestia en la joven afición de los New England Patriots.
Este domingo tienen un duelo a modo para despertar. Enfrentarán a los Raiders de New England —perdón, quise decir de Vegas—, un equipo que se intentó construir con la misma base de exjugadores, entrenadores y gerencia de los Pats, equipo que es dirigido por un extraordinario coordinador ofensivo, pero pésimo entrenador, en la persona de Josh McDaniels.
Habrá que ver si reaccionan Bellichick y sus muchachos.