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Montana y Young, la mejor pareja de quarterbacks

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  • Guillermo Herrera Márquez

La NFL es una liga de quarterbacks, ningún equipo aspira a cosas importantes si no cuenta con buen mariscal de campo, es fundamental para los equipos ganadores tener un buen líder dentro del emparrillado y muy pocos equipos han tenido la fortuna de contar no con uno, sino con dos estrellas en la misma posición en el mismo momento, en esta ocasión analizaré a la más grande dupla de pasadores a mi parecer que ha pisado el terreno de juego.

A finales de la década de los 80’s , los San Francisco 49ers se dieron en lujo de tener a los dos mejores quarterbacks de la Liga en las personas de Joe Montana y Steve Young, dos pasadores que por merecimiento propios alcanzaron un lugar en el Salón de la Fama.

El gran Joe Montana para muchos ha sido el mejor quarterback de la historia, si bien su fuerza, su brazo y su habilidad para correr el balón no fueron de lo mejor en la historia, si lo fue su inteligencia, su aplomo, su efectividad, su sangre fría en los momentos importantes, y sobre todo su liderazgo, algo solamente comparado con lo hecho por Tom Brady en otras épocas.

El gran arquitecto de este equipo de San francisco fue el brillante entrenador Bill Walsh, un estratega que creyó en Joe Montana cuando egresó de la Universidad de Notre Dame, de donde egresó sin grandes cartas credenciales, de hecho fue seleccionado hasta una tercera ronda de 1979, con muy pocas expectativas para ser titular, sin embargo pronto le quitó la titularidad a Steve DeBerg y se adueño por 13 años del puesto en San Francisco.

Un Super Bowl es prácticamente como un examen profesional para un estudiante, si un equipo y un jugador lo gana, alcanza un estatus de leyenda, si no lo gana, siempre quedará en duda su capacidad de ganar a la hora buena. 

Montana lo ganó en su segunda temporada y lo hizo con un equipo sin tantos estelares, sin Jerry Rice, sin Roger Craig, sin Jesse Sapolu, sin Bret Jones, pero si con Dwight Clark y Carl Monroe.

Montana siempre fue un jugador ejemplar, dentro y fuera del terreno de juego, era frio e inteligente como nadie, muy preciso para sus pases y excelente para hacer engaños de entrega de balón; sabia ganar los juegos en el último cuarto y en postemporada simple y sencillamente era un mounstro, por decir lo menos.

El egresado de Notre Dame siempre fue un quarterback delgado y no tan alto, y derivado de ello los golpes y las lesiones le mermaron con el paso del tiempo, en 1991, ya con 35 años de edad, los 49ers creyeron que su momento había acabado, no participó en ningún partido por una lesión y su lugar fue tomado por Steve Young.

En 1992 regresó para jugar un solo partido y lo hizo de manera magistral, demostrando que aun le quedaba gasolina en el tanque y fue su último partido con el uniforme de San Francisco, el equipo para entonces ya era de Young, y como no serlo si de 16 partidos ganó 14 y perdió 2.

Para 1993, los 49ers decidieron que su hombre sería el zurdo de 30 años de edad y le dieron las gracias al gran ídolo de San Francisco, quien a los 37 años de edad firmó un contrato por dos campañas con Kansas City y lo hizo muy bien, ganando 17 de los 25 partidos que disputo, incluyendo un viaje al Pro Bowl y se quedó a un partido de regresar al Super Bowl.

Por su parte, Steve Young fue un jugador que vivió en su carrera las dos caras de la moneda: en primera estancia llegó al profesionalismo en 1984 procedente de la Universidad de Brigham Young a la USFL, una liga profesional que duró pocos años, después de un año decidió ir a la NFL y lo hizo con el equipo que lo había reclutado en un draft suplementario que eran los Tampa Bay Buccaners, un equipo que en aquellos años era sensacionalmente malo.

Con Tampa Bay jugó 19 partidos, de los cuales perdió 16, sin embargo algo mostró que llamo la atención de Bill Walsh y San Francisco, con quienes firmó en 1987 y en ese primer año con ellos, en tres inicios lanzó 10 pases de anotación y cero intercepciones.

De 1987 a 1990 su participación fue muy esporádica pero muy efectiva, detrás de Montana aunque fue paciente y el tiempo le recompensó, le dieron la titularidad total en 1992 y lo hizo de manera magistral de ahí en adelante, con 7 años consecutivos llegando al Pro Bowl, y ganando también un Super Bowl con 6 pases de anotación en dicho partido.

La forma de jugar de Steve Young era muy distinta a Montana, el zurdo era sensacional para correr con el balón, tenía muy buen brazo y un valor a toda prueba, era un auténtico guerrero, que no evadía el impacto con tal de mover las cadenas.

Producto de este estilo de juego tan físico, Young se retiró en el 2000 a los 38 años de edad, después de varias conmociones cerebrales y dejó su lugar a otro buen pasador, pero ya en otra dimensión como lo fue Jeff García, a partir de ahí los San Francisco 49ers no han vuelto a ganar un título de la NFL.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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