
El día de ayer, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentó los resultados de un programa estadístico pensado especialmente para medir las labores de cuidados en el país: se trata de la primera edición de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic), que se levantó entre octubre y diciembre de 2022.
Un ejercicio único, pues nos brinda una mirada amplia, precisa y confiable sobre los patrones que organizan las labores de cuidados en la sociedad mexicana. La Enasic indica que, de entrada, 90 millones de personas, siete de cada diez mexicanas y mexicanos, están involucradas en el sistema de cuidados en los hogares, ya sea como individuos susceptibles de recibir cuidados o de brindarlos.
Los resultados dimensionan un aspecto común en la vida cotidiana de las familias, sobre el que ahora contamos con información útil y confiable. Desde que inició la vida humana en comunidad, las actividades de cuidados han sido cruciales: alrededor de ellas se teje una red de soporte en las familias y comunidades, sin la cual sería difícil explicar avances en diversas facetas de la actividad humana.
Sin embargo, ahora confirmamos que estas redes han funcionado debido a un desequilibrio continuo, excluyente y silencioso que se basa en asignar las tareas de cuidados a una parte de la sociedad. Hoy sabemos que, en nuestro país, tres de cada cuatro personas que brindan cuidados son mujeres, una situación que se ha perpetuado por estereotipos y prejuicios fuertemente arraigados.
Hablamos de un desequilibrio continuo que se ha reproducido generación tras generación. Un desequilibrio excluyente, porque las cargas de trabajo, mayoritariamente no remunerado, impiden una participación plena de las mujeres en la vida pública. Un desequilibrio silencioso, pues por mucho tiempo se careció de información que permitiera visibilizarlo y estudiarlo. En este último aspecto comenzamos a observar avances, ya que se han dado cambios sustantivos en los últimos años, tanto en México como en otros países, con mediciones como la Enasic.
Es de suma importancia conocer y difundir los resultados de esta encuesta, pues con ellos podremos enriquecer los esfuerzos orientados a impulsar un desarrollo más incluyente, sostenible e igualitario.
En México, alrededor 58.3 millones de personas, equivalentes casi a la población de Italia, son susceptibles de recibir cuidados en sus hogares. Asimismo, hay 31.7 millones de personas que se encargan de brindarlos, ya sea en su propio hogar o el de otros, de las cuales 23.8 son mujeres, quienes cuidan a personas con alguna discapacidad o dependencia, así como a personas adultas mayores y menores de edad.
Al adentrarse en la revisión de la Enasic se observan otros desequilibrios que afectan aspectos como la productividad y finanzas familiares. Por ejemplo, mientras 50.8% de las mujeres ocupadas que no realizan cuidados pueden trabajar entre 35 y 48 horas por semana, solo 37.1% de las mujeres que brindan cuidados pueden dedicar el mismo tiempo a labores remuneradas. Del mismo modo, si 17.3% de los hombres cuidadores principales no son parte de la población económicamente activa, esta proporción se eleva a 48.9% en el caso de las mujeres.
Pero la Enasic va más allá: sus resultados también nos indican cómo se perciben los cuidados y hace posible indagar los estereotipos y prejuicios alrededor de este tema. Las respuestas captadas muestran que el desacuerdo con la asistencia de la población infantil, o de las personas adultas mayores, a centros especializados de cuidados se alimenta de creencias como que tales labores son responsabilidad de hijas e hijos, madres, padres o familiares. Como colofón, 8.5% de la población entre 15 y 60 años piensa que los cuidados “corresponden solo a las mujeres”.
La Enasic 2022 ofrece información para respaldar la formulación de políticas públicas y las decisiones de familias, empresas y el sector social: los cuidados no son ajenos a nadie. Esto es posible gracias al esfuerzo del Inegi por producir programas de información con altos estándares nacionales e internacionales.
En 1955, el escritor británico William Golding publicó Los herederos, novela que narra el encuentro de una familia de neandertales con los Homo sapiens. La historia gravita alrededor del conflicto entre grupos, pero también de los cuidados dentro de ellos, pues las personas enfermas, adultas mayores, infantes, recibían la atención necesaria para mantener la cohesión familiar.
A partir de lo postulado por Golding, podemos revalorar las labores de cuidados y entenderlas como parte fundamental del desarrollo pleno de individuos y las colectividades hasta nuestros días. Eso sí, desde la inclusión, la sostenibilidad y los derechos para todas y todos.