Apenas ayer Gilga había cerrado esta página del fondo con unas frases de Francisco Zarco: “La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización”. Gil no entiende, o sí, y es peor entender, el odio a la prensa ya no digamos crítica sino analítica de parte del gobierno de Morena. Por desgracia, la Presidenta sigue las huellas del ex presidente Liópez que abusó de su poder mañana tras mañana dedicando agravios, infamias y ofensas a los periodistas críticos, analistas, columnistas, a muchos otros, pero ahora Gamés se refiere sólo a los medios y sus opinadores.
Todos habían visto las imágenes desgarradoras del cortejo fúnebre del alcalde Carlos Manzo, asesinado en Uruapan. El caballo al frente con el sombrero. Atrás los mariachis cantando “Cielito Lindo”, su esposa bañada en lágrimas, sus seguidores destruidos, furiosos. Más tarde, los desmanes en el Palacio de Gobierno.
Un indignante asesinato, otro más, del crimen organizado. En consecuencia todos los medios le dedican sus primeras planas y notas principales al asesinato, los programas de radio y televisión reconstruyen los hechos. Los analistas lo mismo, dedican sus espacios a comentar el artero crimen. Las preguntas se caen a granel del árbol de la opinión: ¿quién lo protegía?, ¿quiénes lo ultimaron? ¿el gobernador es sospechoso? Y desde luego críticas al gobierno, sí. La primera obligación del Estado es darle seguridad a sus ciudadanos y desde hace años nuestros gobiernos son incapaces de proteger a sus gobernados.
Buitres
Entonces, la Presidenta tomó el micrófono y condenó el crimen. Gil lo leyó en su periódico La Jornada en una nota de Alonso Urrutia y Ángeles Cruz: “La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo condenó el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y aseguró que no habrá impunidad en este caso, enfatizando que ya se están haciendo las investigaciones. Además, expresó nuevamente su solidaridad con los familiares con quienes habló ayer”.
Hasta aquí, digamos, la respuesta está a la altura del hecho inaudito, pero de inmediato esto: “De igual forma, calificó de ‘buitres’ a los críticos de la derecha que han comenzado a reivindicar el endurecimiento de la estrategia de seguridad para regresar a la militarización y el regreso a la guerra contra el narcotráfico (…) ‘es la justicia, la única manera de construir paz y seguridad es la justicia, la justicia social donde haya cero impunidad. Por eso se cambió al poder judicial. Es necesario seguir avanzando en inteligencia, investigación y judicialización’, dijo la presidenta, quien arremetió contra la derecha quien ha comenzado una campaña ‘donde hay mucho dinero’ para colocar una narrativa sobre lo ocurrido y desvirtuar la falta de apoyo, según dijo, del gobierno federal”.
El pensamiento autoritario, cavila Gil, desvía siempre el discurso hacia unos fantasmas conspiradores, buitres de la derecha. ¿Por qué esa reacción nuclear a cualquier crítica? Porque eso define al autoritarismo, se responde Gilga.
La escuela
En la escuela de Liópez, para qué más que la verdad: “Son dos cosas distintas, en una hay que tener sensibilidad, empatía y atender y en la otra, decir lo que son. Para todos, luego hablamos de la manifestación que están convocando jóvenes y ver las cuentas que proponen la marcha, que no tienen nada que ver con una manifestación legítima, a ver si de casualidad los jóvenes se enganchan. No es algo legítimo, organizaciones como Mexicanos contra la Corrupción, ahora vinculados con un grupo empresarial y no han encontrado reconocimiento social. Y cuestionó, ‘¿realmente les importa Michoacán? ¿Realmente les importa Uruapan? No, lo están usando los ‘comentócratas carroñeros’".
Gilga medita: el lenguaje abusivo ha regresado a las mañaneras: “buitres, carroñeros”. La Presidenta persigue a los asesinos y a los opinadores como si fueran una y la misma cosa. Los que piensen distinto y se atrevan a criticar serán buitres, y a los buitres se les elimina del paisaje, o al menos se le amenaza para que desaparezcan. Pobre Gamés, la verdad es que sí entiende el odio a cualquier asomo de crítica. Al gobierno le interesa, decíamos ayer, la prensa de incienso y aplauso, la opinión borrica y sometida.
Todo es muy raro, caracho, como diría Francisco Zarco, quien regresa a esta página del fondo: “La libertad de expresión no se pide, se ejerce”.
Gil s’en va