Política

Paraísos duros de roer

Gil vagaba por las soledades y los despoblados de la Semana Santa, revisaba sus papeles para regresar a esta columna de la página del fondo cuando encontró paraísos duros de roer (a veces Gil toma en préstamo algunas frases, pero siempre las devuelve). Los días de guardar se acercaban peligrosamente y Liópez ya le había escrito una carta al mandatario chino, Xi Jinping, para perdirle que por favor la China ya no mande a México la materia homicida con que se produce el fentanilo. Gamés no había visto nada parecido en el mundo diplomático. Hay una probabilidad de que el canciller Ebrard ni siquiera se haya enterado. ¿Y qué creen? Xi Jinping mandó a la vocera de la cancillería a responder a la carta y decir que “China y México tienen canales fluidos de cooperación contra narcóticos”. Mao Ning, que así se llama la vocera, mostró su oposición a la “injerencia extranjera” y de pasada le sugirió a México reforzar la lucha contra el narcotráfico.

Desdeñado, el presidente mexicano le dijo adiós al paraíso del liderazgo internacional, a la fuerza de persuasión, anjá, para que los chinos no envíen más venenos que aquí convertimos en fentanilo y luego pasan la frontera y se consumen en Estados Unidos para matar a decenas de miles de adictos. Gilga se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: ¿en qué cabeza cabe?

Diez naciones

Aún no llegaba a la orilla el buque de los días santos cuando diez presidentes de países de América Latina y del Caribe se reunieron en un zoom. De nuevo, Liópez Obrador en plan grande, un líder internacional, un guía del continente. Después de defender a Trump, les propuso a los mandatarios que forman parte de la Celac hacer frente a la inflación global y mejorar el acceso a los alimentos en la región.

Gil se imaginó de inmediato comiendo bifes, arepas, feijoada; casi pudo sentir en el paladar el sabor del vino chileno, los equilibrados taninos. Y todo a precios muy accesibles. Nuestro Presidente tiene grandes ideas, ésta es una de ellas.

Liópez Obrador estaba de un humor magnífico. Esto lo sabe Gilga porque lo vio y lo oyó reír mientras charlaba con sus homólogos (gran palabra ésta de homólogo, de la homología): “Ahora que he viajado por el sureste. Estuve en Quintana Roo… y en Belice. ¡Qué país tan bello! Y todos los países. Y Cuba es para irse a vivir allá, Miguel. Y siempre nuestra solidaridad con Cuba y con todos los pueblos de América Latina”.

Como diría el filósofo: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Cuba sí es un paraíso duro de roer. La verdad sea dicha (muletilla patrocinada por Morena), el Presidente no se mide. Mientras ocurre una tragedia humanitaria en la isla, él afirma que hay que irse a vivir a Cuba. Es que de veras. Los disidentes encarcelados le importan una almendra; el racionamiento de los alimentos, ¿a quién le importa?, la falta de energía eléctrica no es nada; la ausencia de elecciones y la férrea dictadura, inventos de los conservadores. La mentira es la mentira, es la mentira, diría el mismo filósofo.

Solalinde

El padre católico Solalinde siempre le ha parecido a Gamés un simulador, un fanfarrón que se pasea por los pasillos de Palacio Nacional y le habla al oído al Presidente. Solalinde vende humo, un humo al que llama activismo y defensa de los migrantes. Cuando quiso dar una opinión de los 40 muertos en una casa de detención de migrantes en Ciudad Juárez, sólo se le ocurrió hablar del neoliberalismo y acusar a Felipe Calderón. ¿No le creen a Gil? Lean la entrevista de Daniela Barragán y Perla Velazquez publicada en el portal de Sin Embargo, respetuoso defensor de Solalinde. Pues resulta que la solución del cura consiste en desaparecer el INM y crear CONMEXICO. De lo que pasó en Ciudad Juárez, nada de nada. Bien, que le aproveche al cura.

Todo es muy raro caracho, como diría Fenelon: “La grandeza es como ciertos vidrios que aumentan todos los objetos”.


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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