Política

Entrevista de seda

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Gil no quisiera dejar pasar la ocasión de añadir algunas palabras a los muchos y muy buenos dichos que algunos periodistas le han dedicado al libro Confesiones desde el exilio: EPN. Los secretos y escándalos del último gobierno del PRI (Planeta, 2024). Aguilar Camín ya le puso los ojos moros a Peña, y no sin razón. Pocos, en cambio, se han detenido a comentar la entrevista en sí misma.

La pieza de Mario Maldonado es bochornosa, todo lo contrario del periodismo de investigación, crítico, lo que se llama una entrevista de seda: gran amabilidad, ninguna pregunta incómoda, salvo lo que quiera decir el ex presidente. El entrevistador, como ujier. Pase usted, no se vaya a tropezar, ¿quiere un café, un brandy? Cuénteme si tiene usted la bondad, ¿por qué le entregó el poder al presidente electo al día siguiente de la elección? Pero no se esfuerce mucho, licenciado. Ah, qué bonito es Madrid, y qué calor.

Mi libro empezará con la historia de Peña y su familia, gran idea, lo ideal para las cosas que no urge saber. ¿Pues qué creen? Que Peña tuvo abuelos y padres y tíos, eso es un hecho. Ninguno de ellos le enseñó, por cierto, lo que era la dignidad, mucho menos el valor.

Píntate de colores

A dónde vamos, licenciado, ¿con tanta premura? Lejos, muy lejos. Pásenme mi corbata preciosa de rayas rojas y verdes porque si me ven ya no me ven. A esto le llama exilio el señor Maldonado, al hecho de salir por la puerta trasera muerto de miedo. Salvar el pellejo, sucumbir a la amenaza, doblarse ante la adversidad. La prosa de Maldonado es para morirse de la risa: “La sonrisa, el vestir y el icónico peinado de Peña Nieto eran presumidos por él mismo desde que era pequeño: un niño con especial interés en el fútbol, pero que también vestía trajes y chalecos tejidos por su madre y que decía a sus amigos y maestros que un día sería gobernador del Estado de México”.

¿Qué tan pequeño, Maldonado? De un año de agugutata, mi peinado es lo mejor; o más bien un niño de 10 años? Mamá, dadme el fijador para el cabello.

Maldonado domina lo que se llama la prosa prisa de Prusia. Maldonado es un dulce, y cree en lo que dicen las adivinas. Ya en serio, Maldonado: ¿cuál exilio? El periodismo de Mario, Mayeyo, es vergonzoso: se dice que hubo mucha corrupción en su sexenio. Mta. La verdad es que a Liópez le dieron papita porque Peña no hace ni un café. Y el periodismo de Maldonado debería darle vergüenza a cualquier profesional de la información; por ejemplo, al muy probable acuerdo al que llegaron Liópez y Peña, Maldonado le llama “Tiempo de acuerdos”. No está mal, también lo pudo titular: “Los cobardes huyen”, pero suena un poco feo y no combina con la extraordinaria ropa que suele usar Peña, eso que ni qué.

Una entrevista de este corte inglés debe darle tiempo a la modelo potosina Tania Ruiz, desde luego con elegantes palabras. Gil sabía que Peña era noviero, algo tenía que hacer bien, Dios no le quita todas las cualidades de golpe a un hombre. Cita Maldonado al ex presidente Peña: “Solamente quienes hemos estado en esta tarea y en esta responsabilidad, y quienes estuvieron previo a un servidor, se dieron cuenta que tienes que dar espacio de respeto a quien está en la titularidad del Ejecutivo; una manera de hacerlo es sustrayéndote”.

Pues Peña se sustrajo muy cañón. ¿Espacio?, pero si Peña compró grasa Amberes para bolearle los zapatos a Liópez. Su calzado del presidente no parece boleado, pero Peña se afanó.

El periodismo chacal elogia siempre al objeto de su noticia, sea cual sea. Un ex presidente cobarde y corrupto y un periodista a su altura.

Testigos

Gil recordó a Tomás Eloy Martínez y su ensayo “Periodismo y narración”: En tanto periodistas, en tanto intelectuales, nuestro papel, como siempre, es el de testigos activos. Somos testigos privilegiados (…) Indagar, investigar, preguntar e informar son los grandes desafíos de siempre. El nuevo desafío es cómo hacerlo a través de relatos memorables, en los que el destino de un solo hombre o de no pocos hombres permita reflejar el destino de muchos o de todos. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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