Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil intentaba poner orden en los molinos de su mente. Gamés recordó aquel dicho de Breton: el pensamiento y la palabra son sinónimos. A veces a Gilga se le hacen unas bolas espantosas las palabras y entonces la idea se funde como queso en su cerebro, si le pusieran chistorra, su memoria sería la tortilla. Por cierto, la gasolina…la tortilla…el dólar. ¿A dónde iba Gil? A los veinte pesos, pero de qué o qué. Misterio del Mar Muerto.
En ésas estaba Gamés cuando cayó en la oquedad de esta noticia: esta semana se inician en San Lázaro los debates sobre la reforma electoral que ha impulsado el Presidente, una propuesta para desbaratar al INE, desfigurarlo y ponerlo a las órdenes y desórdenes de Liópez Obrador. Gil lo leyó en una nota de Enrique Gómez en su periódico El Universal: “el diputado Alejandro Moreno, presidente Nacional del PRI, contestó al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y dijo no estar de acuerdo en referencia a que Morena y el PRI construyeron un ‘acuerdo político’ que permitió impulsar la reforma para ampliar la presencia del Ejército en las calles (…) Yo respeto, como siempre, estamos en la libertad de expresión, respeto su punto de vista, no lo comparto. Nosotros siempre hemos estado en la coalición, de manera firme, convencida, con convicción, con propuesta, con proyecto, y la coalición ha dado resultados, tanto que vean la cantidad de Distritos que tenemos en mayoría”.
Con una cachaza indómita, Alito dijo que confía en que la votación mayoritaria en la Cámara de Diputados será a favor de la prórroga para que el Ejército realice tareas de seguridad pública hasta el 2028: “Creo que estamos no solo listos, creo que ha sido buena la discusión, lo que se ha incorporado en el Senado de la República. Y estamos ciertos y listos que alcanzarán los votos aquí, en la Cámara de Diputados”.
El vendedor más grande
Alito es como esos vendedores mentirosos que ofrecen falsos beneficios y sóolo venden vicios ocultos; por lo mismo, anticipó que votarán en contra de las reformas electoral y eléctrica: “la posición del PRI en el tema de la reforma eléctrica es en contra, porque era una iniciativa que no impulsaba la inversión, el desarrollo y el crecimiento de nuestro país (…) es una reforma (la electoral) que el PRI jamás avalaría, lo hemos dicho, nosotros no vamos a avalar nada que dañe al Instituto Nacional Electoral, ni al Tribunal Electoral Federal, no vamos a aceptar nada que vulnere autonomía, fortaleza, transparencia de instituciones que son sólidas en nuestro país”. Mju, sí cómo ño. A Gil nadie le saca de la cabeza que Alito y sus grupo de priistas son unos cuatreros que han secuestrado al PRI y que se doblaron ante las amenazas de extorsión del gobierno. La inenarrable gobernadora de Campeche, Layda Sansores, ganó la luchas en el lodo.
“En cuanto a las reformas propuestas por la bancada de Morena que proponen debilitar las facultades de los órganos autónomos, señaló que el PRI buscará fortalecer al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación”. Gil se pone a temblar y a sudar frío. Si lo dice Alito debe ser una mentira: “Lo que queremos es construir acuerdos y consensos en esta Cámara que beneficien al régimen democrático, donde participen todos los partidos políticos; y que quede claro que lo que queremos es fortalecer la autonomía del INE, fortaleza al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, fortaleza a las instituciones que garantizan fortaleza, equidad y garantía del voto”.
Granujas
Insistió en que la coalición Va por México debe reformularse, porque es la única forma de ganarle al partido que actualmente encabeza al gobierno federal: “La forma de ganarle al gobierno es construir una coalición, si vamos separados no va a ganar nadie, es muy, muy, muy difícil. Creo que la coalición está lista, está fuerte, hay que construirla, hay que replantear”. Anjá. Es que de veras, Gil no gana para mortificaciones: un mentiroso que salvó el pellejo de sus múltiples fechorías a cambio de una reforma anticonstitucional, un grupo de pillos desvergonzados que se adueñaron del PRI; por otro lado, unos extorsionadores que intentan acabar con el INE y destruir a la democracia desde dentro de la democracia. No somos nada.
Todo es muy raro, caracho, como diría Miguel de Unamuno: “A menos pensamiento, pensamiento más tiránico y absorbente”.
Gil s’en va
Gil Gamés
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