Política

Acapulco en la zozobra

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  • Gerardo Torres Valdés

El presidente López Obrador lejos de llamar a la unidad para convocar a una cruzada nacional a favor de la reconstrucción de los daños efectuados por el huracán Otis en Acapulco, ha decidido polarizar lo acontecido, haciendo de esta lamentable situación una estratagema política-electoral. 

Otis azotó Acapulco, este fenómeno natural tiene una afectación sin precedentes para aquella ciudad, se dice que su reconstrucción tardará cinco años. 

Era inevitable que Otis iba a afectar severamente la infraestructura de la ciudad, en menos de doce horas de tormenta tropical pasó a ser huracán categoría cinco, sin embargo, la respuesta previa, durante y posterior al impacto del huracán ha dejado mal parado al gobierno municipal, estatal y federal, sobre todo a éste último.

El presidente en estos momentos no se comporta como líder y autoridad suprema de la nación. 

El país necesita unidad nacional, el jefe del ejecutivo debe convocar a los poderes de la unión, al sector privado, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanía en general para sumarse en favor de la reconstrucción de Acapulco. 

López Obrador pareciera no ser jefe de gobierno, él, en teoría, se encarga del adecuado funcionamiento de la administración pública federal, en estos momentos no hay nada más alejado de la realidad que un buen funcionamiento de la administración pública federal, sobre todo en lo concerniente en materia de Protección Civil. 

El Gobierno Federal no es responsable del daño presentado en la infraestructura urbana de la ciudad, negocios, casas y otros inmuebles se iban a ver afectados inevitablemente, la situación ha sido que posterior al impacto del huracán una retahíla de irregularidades fue suscitándose, no hubo prevención ni estrategia de evacuación para las poblaciones vulnerables. 

El día después del impacto la presencia del Estado fue nula, las crónicas de los diversos medios de comunicación lo evidencian.

De acuerdo con datos del National Hurracaine Center (Centro Nacional de Huracanes) de Estados Unidos, se tenía conocimiento desde las 12 pm, tiempo del centro de México, del martes 24 de octubre que Otis impactaría como huracán. 

A las 6 pm el NHC informó que Otis sería huracán categoría cinco, en aquella hora el Gobierno Federal no se había pronunciado al respecto, tampoco el gobierno estatal. 

El presidente de la República, como comandante de las fuerzas armadas, pudo haber actuado con anticipación para que la noche del martes se anunciara el plan de emergencia contra desastres naturales realizado por la SEDENA, mejor conocido como Plan DN-III-E, y no hasta el miércoles en la mañana. 

Acapulco vivió tiempos de zozobra el día posterior al impacto, sus habitantes fueron abandonados por el Estado mexicano, el plan DN-III-E tardó en implementarse, mientras se esperaba la llegada de las fuerzas armadas los acapulqueños se encontraron azorados ante la difícil situación.

No es momento de polarizar, el ataque a los medios de comunicación por parte del mandatario federal es un subterfugio ante la pésima respuesta del gobierno para afrontar el desastre natural. 

México requiere de un presidente con altura de miras en tan difíciles momentos. 

El presidente necesita llamar a la unidad nacional, dejando atrás las fobias políticas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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