Grandes ventajas de la generación digital (adolescentes y su potencial oculto): 1. Tienen enorme facilidad para fluir y adaptarse a diferentes circunstancias; ellos no se aferran a esquemas rígidos del pasado. No le temen a lo nuevo. Se toman la vida de manera ligera.
2. No buscan la estabilidad, buscan el crecimiento, la transformación, por eso se empeñan en mantenerse actualizados. En probar cosas nuevas, en romper con lo acostumbrado y establecido.
3. Ellos no son racistas ni prejuiciosos, ni elitistas. Coexisten con una generación de emprendedores en jeans y playeras que no evalúan a la gente por su vestimenta. No se enemistan con los vecinos ni guardan resentimientos. No se dejan de hablar entre primos por rencores ridículos como algunos adultos de antaño.
4. El uso de tecnología desde temprana edad los hace ser personas prácticas, que no se complican la vida, que se enfocan en soluciones sin atorarse en largos y viejos procedimientos.
5. Solo necesitan un poco de impulso y dirección de nosotros los adultos pero, sobre todo, necesitan sentir que creemos en ellos y que esperamos lo mejor de su potencial interior.
No necesitamos vivir enfrentados con ellos ni juzgando todo lo que hacen; nuestro antiguo mundo de los adultos tiene muchas cosas buenas que compartirles, pero tenemos que actualizar nuestros canales de comunicación y expandir nuestros horizontes mentales.
Tenemos que dejar ya de utilizar esa vieja frase de “yo a tu edad en mi época…” pero al mismo tiempo tenemos que trabajar para fortalecerlos en las áreas donde ellos tienen mayores carencias: la socialización, la iniciativa, la responsabilidad, la ambición, la productividad, el realismo para percibir el mundo.
Nos quejamos de los jóvenes, como si ellos hubieran nacido con una programación defectuosa en el software desde fábrica; entre más los juzgamos, más estamos evadiendo la conciencia de una realidad que puede ser muy dolorosa para muchos padres: nuestras propias fallas.
Aceptar que nuestros hijos son siempre un espejo de las cosas que hicimos, de quienes somos, y no tanto de nuestras palabras.
Sin duda, la congruencia entre nuestros actos y consejos va a ser siempre la mejor herramienta educativa.