Las grandes transformaciones no ocurren de la noche a la mañana; son el resultado de una larga cadena de pequeños hábitos que se han mantenido por un periodo prolongado, en una combinación de compromiso profundo consigo mismo y con la disciplina.
En las cosas que hacemos de diario y de manera automatizada, está guardada la energía que puede operar cambios significativos y poderosos en nuestra vida.
La clave está en modificar esa secuencia de hábitos a propósito, con un fin específico y con una estrategia. Como primer hábito quiero sugerirte que te plantes frente a un espejo de cuerpo completo, y te preguntes qué quieres mejorar en tu cuerpo y en tu imagen, mediante ejercicio, alimentación, atención médica o estética.
Tú tienes que ser tu inversión más importante; realiza un programa de atención gradual a ti mismo. Ni de broma se te ocurra pensar en dedicarte solo “el dinero que te sobre”. Eso sería un insulto para tu autoestima.
En segundo lugar comienza a planear qué puedes mejorar en tu alimentación: no se trata de que solo comas lechuga a partir de mañana; realiza reducciones pequeñas pero medibles de las cosas menos nutritivas que acostumbras.
Un tercer hábito es salir del sedentarismo poco a poco: ¿puedes comprometerte a realizar por lo menos una caminata diaria de 20 minutos o un trote ligero? ¿O cada tercer día? No necesitas convertirte en una persona vigoréxica.
El cuarto hábito consiste en aprender algo nuevo y productivo por lo menos 2 veces a la semana. Realiza un compromiso con un libro, un curso en línea, un taller… y no te sabotees: al cabo de un año te sorprenderás de todo lo que habrás aprendido y mejorado en tu vida.
Quinto: hacer limpieza al armario; saca de tu casa todas las cosas que llevas más de seis meses sin utilizar y que solo están siendo un estorbo. Vende o regala o tira.
Sexto: clausura relaciones que se han vuelto tóxicas en tu vida. No necesitas salir huyendo; puedes gradualmente ir reduciendo el tiempo y la energía que inviertes en ellas.
Y finalmente: empieza a instalar acciones de orden y limpieza desde que te levantas; conviértete día tras día en una persona más ordenada, sin llegar a ser obsesiva.