Política

Motivo de celebración

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Habrá mucha gente cuyo conocimiento del sistema penitenciario se reduzca a Los muros de agua, de José Revueltas. No digo ya la novela, sino el título. Y tendrá una idea siniestra de las Islas Marías. Por eso habrá encontrado un motivo de celebración en la ceremonia de la semana pasada para anunciar que las islas son ya un centro cultural de interés turístico.

Asistieron cuatro secretarios de Estado, un subsecretario, dos gobernadores y el capitán Jesús Salvador Olaguíbel, que será gobernador de las islas, y fue como si se anunciara que se habían abierto las aguas del Mar Rojo. La secretaria de Medio Ambiente habló de “las bellezas y riquezas de nuestro país”, y dijo que las islas serán “un santuario de la vida para la vida”. El secretario de Turismo dijo que es “un proyecto importante y trascendental” para el turismo “sobre todo en lo referente a la integración del producto”, un lugar para visitantes “en la modalidad de excursionistas” a los que les explicó el itinerario completo, incluido el “hermoso atardecer… ocasión perfecta para reflexionar y reconfortar el espíritu”, y la visita de sitios de “gran interés turístico” como el museo de la cárcel, el “mercado típico”, una “tienda de recuerdos típicos de la isla” y la Plaza Benito Juárez (que es un rectángulo de cemento con un pequeño busto dorado de Juárez, bastante feo).

Se habló de las víctimas de “algunos regímenes anteriores”, se habló de José Revueltas como si hubiese estado preso allí hasta ayer, se habló de Mandela, y se festejó como una hazaña de la libertad, una última victoria sobre Porfirio Díaz. Cualquiera hubiera dicho que se trataba de suprimir las cárceles en el país y liberar a todos los presos. La verdad es que no. En los últimos dos años, la población penitenciaria en México ha tenido el crecimiento más rápido de la última década, sobre todo por el uso sistemático de la “prisión preventiva”. Actualmente hay en las cárceles alrededor de 215,000 personas, un tercio de ellas por robo, el 40% sin haber sido sentenciados —y el tiempo promedio en que se dicta una sentencia es de 12 meses.

La ocasión de clausurar la prisión federal de las Islas Marías habría podido servir para ofrecer un diagnóstico del sistema penitenciario, empezando por el funcionamiento de las islas. Habría sido interesante una evaluación, de modo que pudiéramos saber si el régimen de las islas era mejor o peor que el de las demás prisiones federales, o saber si la idea de permitir que los reos conviviesen con sus familias daba buenos resultados, si ayudaba a la reinserción comparar las condiciones de vida en las islas con las de las demás cárceles, y saber por ejemplo si había un porcentaje mayor o menor de reincidentes entre quienes purgaron su pena en un sitio u otro.

No hubo nada de eso. En la iniciativa se habla de Porfirio Díaz, de los presos políticos, pero en lo sustantivo, sólo se dice que en el centro había pocos presos (652), y que era “oneroso”. En eso también, hacer más con menos: meter más gente, pero que sea más barato (aparte de la pintura para un mural con la imagen de Mandela).

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Fernando Escalante Gonzalbo
  • Fernando Escalante Gonzalbo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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