De pronto, un heterogéneo grupo de personas moviéndose en los linderos de la legalidad, de orígenes diversos, sin mayor oficio o beneficio y comandados por un rencoroso y cínico excombatiente, se ve envuelto en un enfrentamiento contra The Seven, asociación de superhéroes viviendo como celebridades, interesados por la fama y usados como producto mercadológico; son liderados por un sicópata ególatra que se quedó en plena etapa oral, más preocupado por su imagen y por mantener el poder, cueste lo que cueste, que por la misión que predica de dientes para afuera en anuncios y promocionales, diseñados con todo cuidado por la empresa Vought, villana en turno y propietaria de una droga experimental que desarrolla poderes mas allá de lo humano.
Creada por Eric Kripke, The Boys (2019 - ) retoma la serie de cómics de Garth Ennis y Darick Robertson, publicada entre el 2006 y el 2012 (Wildstrom y Dynamite Entertainment). El conflicto que detona los acontecimientos es la desaparición de la esposa de Billy Butcher (Karl Urban, en efectiva sobreactuación), presumiblemente a manos de Homelander (Antony Starr, impredecible), estableciendo además un duelo de ironías: para emprender su venganza contra el poderoso rival, dada su franca desventaja, el primero recluta a Frenchie (Tomer Capon) y Mother’s Milk (Laz Alonso), dos conocidos colegas de útiles habilidades, a quienes se les suma Kimiko (Karen Fukuhara), una joven muda con super poderes y Hughie (Jack Quaid), un nervioso y tímido vendedor cuya novia fue destrozada accidentalmente por uno de los siete, ATrain (Jessie T. Usher), que se desplaza a gran velocidad.
Muy a tono con su espíritu comiquero, las dos temporadas a la fecha se desarrollan con una solvente y rítmica combinación de humor negro explotado en diálogos y situaciones; acción soportada con buenos efectos especiales que igual terminan en cabezas explotadas o ballenas cercenadas, y crítica social enfocada a las políticas migratorias, las dobleces morales de todo mundo; la voracidad y poder empresarial (encarnadas por Elisabeth Shue, Giancarlo Esposito y Colbie Minifie); las limitaciones y corruptelas del gobierno y sus agencias, así como la siniestra complicidad con alguna secta enfocada a la supuesta superación personal (léase: al incremento de sus réditos), con su respectivo refresco y de sospechoso guru (Goran Višnjić).
Integrados de manera orgánica al argumento, no faltan apuntes sobre el terrorismo y la migración con sus respectivos usos políticos; el feminismo y la diversidad sexual, en cuanto a su creciente y fructífera presencia en las formas de convivencia, también mal empleados para vender, así como la tentación del racismo como absurda y equivocada forma de resolver los problemas (asumido por Stormfront, a quien interpreta Aya Cash). Las luchas de poder al interior de los grupos, las complicidades y las interacciones entre unos y otros, romances incluidos, funcionan para brindarle dinamismo y giros al desarrollo argumental, ademas de las intervenciones de otros personajes como la jefa en retiro (Laila Robins), Lamplighter (Shawn Ashmore) y toda esa especie de X-Men, cual experimentos fallidos.
En efecto, el desarrollo de los participantes acaba siendo clave para mantener el interés en la trama principal y las diversas subtramas que se abren en torno a algunos de ellos: a los en primer termino egoístas superhéroes, el guion los va humanizando para develar sus reales intenciones e intereses, como a The Deep (Chace Crawford) y Queen Maeve (Dominique McElligott), mientras que la eléctricamente poderosa Starlight (Erin Moriarty), transita de la inocencia y admiración a la decepción, contrastando con el imperturbable Black Noir (Nathan Mitchell) o el desbalagado Translucid (Alex Hassell). El relato coloca a The Boys en situaciones límite que permiten apreciar sus interacciones, entre cómplices y divertidas, no exentas de conflictos y pleitos, en ocasiones intervenidos por canciones ad hoc de Billy Joel, entre otros clásicos.
Los sendos desenlaces de las temporadas rivalizan en sorpresa y efectividad, dejando claro que hay que cuidarse de quien supuestamente nos cuidan, allá y aquí.
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Colaboraron Max y Gonzalo Cuevas.