PEMEX no es, no ha sido la primera empresa petrolera de propiedad pública nacional en América. En la República Argentina se fundó en 1922 la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF, apenas siete años después de abierto el primer pozo en el país.
Era presidente de la República el abogado Hipólito Yrigoyen, quien poco después (naturalmente) fue depuesto por un golpe militar ese mismo año.
El imperialismo no empezó con la Guerra Fría, ni fue una reacción al comunismo que propiciaba la Unión Soviética. Tiene vida propia. Tampoco es nueva la toma de conciencia antiimperialista en nuestros países americanos.
YPF ha tenido desde entonces una trayectoria histórica errante y tortuosa, de manera especial en el período neoliberal. Hoy se llama REPSOL-YPF…lo que queda.
Al llegar a la presidencia por primera vez Juan Domingo Perón en 1946, encontró a YPF “debilitada”.
En 1992 Carlos Menem desnacionalizó la empresa; REPSOL la compró; en 2012 fue expropiada en un 51 por ciento; y siguen los avatares.
La preocupación nacionalista tuvo repercusión en el país vecino del norte de Argentina: Bolivia. Según cuenta Whitaker en un clásico sobre el nacionalismo: “La causa real de este nacionalismo era el temor al control económico extranjero de las tierras petrolíferas bolivianas. En 1922, la Standard Oil of New Jersey obtuvo una concesión de un millón de hectáreas petrolíferas en Bolivia”.
En 1936 el gobierno del Coronel David Toro decretó la caducidad de las concesiones petroleras.
Ese mismo año se constituyó una empresa nacional llamada Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos: YPFB.
El estimado colega Lorenzo Meyer en su espléndido estudio México y los Estados Unidos en el Conflicto Petrolero (1917-1942) menciona que en la Secretaría de Industria (en el boletín del Petróleo julio-diciembre 1930) lanzaron la idea de formar una empresa oficial similar a los Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina.
Sigue diciendo Meyer: “El mundo, señalaba este grupo, experimentaba un franco movimiento encaminado a dar a los Estados (nacionales) el control de sus recursos energéticos; y México no debía quedarse atrás… Entre 1932 y 1933, el gobierno dio a conocer públicamente su propósito de explorar este nuevo camino.”
Y en otro clásico del tema: La Gran Tentación. El Petróleo en México, 2008, dice el actual Presidente de la República a propósito de la expropiación en 1938: “debe señalarse que en ese tiempo gobernaba en Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, un gran estadista y uno de los mejores presidentes que ha tenido ese país en toda su historia”.
Cita a Lázaro Cárdenas: “Mi gobierno considera que la actitud asumida por los Estados Unidos de América, en el caso de la expropiación petrolera, viene a confirmar, una vez más, la soberanía de los pueblos de este continente, que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del país más poderoso de América, el Presidente Roosevelt”.
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