Política

Morena y su defensa de un Jalisco contaminado

A nivel mundial, la izquierda política ha tomado dos caminos. Uno ha sido el nacional populismo. América Latina, por ejemplo. Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Andrés Manuel López Obrador. Una izquierda sustentada en el asistencialismo, la explotación de los recursos naturales y el acecho permanente a las instituciones de la democracia. Conciben a la democracia como un invento burgués y creen que el presupuesto público es un botín para crear clientelas y no un instrumento para proteger derechos. Dentro de esta lógica, el petróleo y los recursos naturales son un instrumento de explotación para favorecer a los leales al régimen. Hasta que el dinero no alcanza para más y la crisis económica es inevitable. Evidencias de gobiernos así sobran en la patria grande.

Hay otra izquierda que bebe de otras ideas. Una izquierda que entiende que la democracia es el terreno de juego compartido. Que la libertad es innegociable y que el Estado no sólo debe transferir dinero a los más necesitados, sino sobre todo distribuir en esos rubros de la vida pública en donde el futuro está en juego: salud, educación, empleo. Una izquierda que entiende que no hay pensamiento progresista sin protección del medio ambiente y que la emergencia climática es un desafío como humanidad. El cambio climático no es otra cosa que la gradual destrucción de nuestra especie.

Lamentablemente, la izquierda mexicana que gana en las urnas, Morena o el PRD del Peje, siempre ha sido esclava del nacional populismo. Una dimensión en donde Morena se distancia del pensamiento progresista mundial es en la defensa del medio ambiente frente al capitalismo. No hay partido político que gobierne desde la izquierda que no ponga a la lucha climática en el centro. Hable usted de España, Noruega, Polonia, Chile o Brasil. Sin embargo, Morena en México, nunca ha sido un partido sensible con las causas ambientales. López Obrador no dudó en hacer un tren en medio de la selva, en dar reversa a las energías limpias y en apostar por los hidrocarburos y el rescate de Pemex hasta el último día de su mandato. Sheinbaum da tumbos en la materia: por un lado apuesta acertadamente por trenes, pero por el otro sigue encaprichada en la preminencia de Pemex y la CFE, descartando las amplias inversiones que podría haber en energías alternativas.

En Jalisco, Morena es todavía peor. Desde que llegaron a los gobiernos y al Congreso hace siete años, no han hecho otra cosa más que utilizar la demagogia para combatir cualquier intento por avanzar en una agenda local que combata los efectos del cambio climático en Jalisco. Morena llegó al punto de oponerse a Paseo Alcalde. El lector puede revisar las declaraciones de aquellos días. Morena que apenas aterrizaba como partido presagió que el comercio moriría y el centro de Guadalajara quedaría como un desierto. Siempre ha sido más sencillo para Morena hacer demagogia irritando o exagerando los costos para el pueblo que comprometerse en una agenda ambiental seria para las próximas décadas.

La verificación vehicular es otro ejemplo. Morena ha hecho campaña contra la verificación desde el origen mismo. Incluso a sabiendas que son los automotores los responsables del mayor porcentaje de contaminación en el Estado. Dicen que es corrupta. No hay una sola prueba. Dicen que no funciona. Tiene mejores porcentajes de implementación que la vieja afinación controlada. Dicen que cuesta muy cara. El Gobierno actual puso el refrendo, la verificación y la placas por un precio único que deja la verificación en un costo menor que el de la Ciudad de México. En la capital del país se paga 738 pesos, mientras que en Jalisco se pagan 500. El fondo del problema es otro.

Primero, Morena quiere que fracase la verificación porque eso supondría un golpe político para Movimiento Ciudadano. Sin embargo, el actual modelo se reforzó en el sexenio anterior, pero fue aprobado desde el sexenio del priista Aristóteles Sandoval. La mayoría de los especialistas en la materia dicen que es un modelo mejor planteado que la afinación de los talleres autorizado del pasado, y con niveles mucho menores de corrupción. No obstante, Morena ha decidido hacer campaña en Jalisco quejándose por el precio del agua, el predial o el uso del auto. Todos estos, cobros progresivos del Estado… en los cuales quien más tiene, más paga.

Y la segunda explicación es la corrupta relación entre los talleres autorizados que perdieron el monopolio de la verificación y muchos de los cuadros de Morena. Esos viejos talleres pagaron campañas de priistas y después se fueron a Morena cuando vieron que sus negocios menguaban. Los mayores activistas en contra de la verificación son también abiertos simpatizantes de Morena.

Resulta una pena que una alianza entre Morena, el PAN, el PRI, el Verde y el grupo político de la UdeG tenga como consecuencia que desaparezca la verificación y retrocedamos treinta años hasta los viejos talleres autorizados o acreditados que siempre fueron espacios plagados de corrupción. Talleres en donde no tenías ni que afinar, sino que podías comprar directamente tu holograma y contaminar la ciudad sin temor a nada. Morena y su perversa alianza con el PAN son una señal de que los intereses partidistas están por encima de todo, incluso de las apuestas que se han hecho a largo plazo por un Jalisco más verde. Volver a los talleres del pasado es rendirnos frente a la corrupción y la ineficiencia de un modelo que ya mostró su fracaso. Morena y el pasado serán siempre sinónimos. 


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Enrique Toussaint
  • Enrique Toussaint
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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