Les platico en primera persona, queridos lectores y audiencia. Saldré brevemente de la preocupante situación de inseguridad, injusticia, corrupción, impunidad y simulación que sigue imperando en México para hablar de un episodio que cruza la vida cotidiana.
El cine decidió, en gran parte, el rumbo que tomaría mi carrera. Fue uno de los motivos que me llevó a estudiar algo distinto a lo que estaba encaminada en el área de física y matemáticas.
Son esas piezas de ficción, drama, comedia, documentales que conmueven, revelan, reflejan, transportan, las que me permiten compartir bellos instantes en soledad y en familia. Este año logré ver varias de las nominadas a los premios de la Academia. El sábado todavía alcancé a disfrutar y sacar una que otra lágrima con La peor persona del mundo.
Llegó el domingo. Como es mi costumbre, pensé en las excelentes películas que quedaron fuera y en las que estuvieron sobrevaloradas. El espectáculo comenzó. También el pésimo humor y las contradicciones.
Una de las conductoras subió al estrado a actores. Vaciló con meterles la lengua para hacerles la prueba covid y comenzó a tocar a dos de ellos, dizque verificando que no portaran armas. ¿Se imaginan a un señor haciendo eso? ¿Intentó exhibir una conducta inapropiada o simplemente hostigó?
Fue un continuo de malos momentos. La bofetada y los insultos de Will Smith a Chris Rock representó el clímax. Rock se refirió a Penélope Cruz y Javier Bardem. La audiencia rio. Tocó el turno de ofender a Jada Pinkett. En un principio su propio esposo, Smith, sonrió. Lo demás, es historia.
Las explicaciones de su conducta resultaron igualmente terribles: el hombre protegiendo a “su” mujer frente a otro —previa referencia a Dios— y el amor que enloquece hasta llegar a los golpes —miren que muchas víctimas conocen ese cuento que nos han restregado—.
No, la violencia no se justifica. Ni la física ni la verbal ni la pasiva ni la homicida. Ninguna, jamás.
La ceremonia siguió. El gran elenco permaneció en su papel.
Poco quedó del encuentro de Coppola, Al Pacino y De Niro o del emotivo discurso de Kevin Costner, menospreciado con un “qué dramático” de Jane Campion, la siguiente galardonada.
Masculinidades tóxicas, agresividades que no conocen género, chistes que no hacen reír, bromas que ofenden; así el reflejo de una sociedad que pugna por la paz y, por otro lado, festeja o guarda silencio frente a las distintas formas de violencia.
Aquí entre nos
Eso sí, siempre nos quedarán las historias y la música.
@elisaalanis
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