El día de ayer el gobernador Omar Fayad y el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Adolfo Pontigo Loyola, visitaron varios campus de la institución donde inauguraron obras y espacios de infraestructura educativa.
El mensaje a un día del tercer informe del rector fue el de unidad con el gobierno ante la comunidad universitaria, luego de la aparente rivalidad política entre la casa de estudios y el Ejecutivo.
Si bien hay muchos altibajos en el manejo de la UAEH, se reconoció que la administración de Pontigo ha sabido manejar las finanzas y gestionar los recursos en coordinación con el gobierno hidalguense, los diputados locales y federales, así como con las autoridades del país.
Este cambio obedece a una estrategia perfilada por el propio Pontigo quien en días pasados avaló los movimientos como el de la Defensoría Universitaria que generó polémica por darse a la par de las protestas de mujeres estudiantes.
Sin embargo se debe precisar que la salida de Braulio Tenorio Pastrana, quien se mantuvo espacio de año y medio en el encargo, se debió a una solicitud de jubilación de parte del funcionario y no por lo ocurrido con las manifestaciones.
A Pontigo se le pueden reclamar muchas cosas dentro de la Universidad, pero no el desánimo de un rector que evada los temas y que deje de lado las problemáticas sin salir a dar una postura o la cara. Lo hemos visto con el tema de la investigación de la UIF, con el clima político al interior, y con las denuncias de acoso y hostigamiento.
La administración universitaria parece tomar un nuevo rumbo a partir de este periodo que dejará Pontigo Loyola en un año y se espera que sea el inicio de una nueva generación de rectores que puedan ser empáticos con la comunidad y no con los grupos políticos que la manejan.
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