Que la presentación del segundo bloque del gabinete de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, agita algunos ánimos en tierras mexiquenses, pues aquí hay personajes que fueron bases de apoyo y se sienten con el mérito de integrarse al gobierno federal al menos en mediano nivel, pues le cumplieron la proyección de votos el pasado 2 de junio.
Ya “se les cuecen las habas” por hacer maletas, sobre todo considerando que varias ex corcholatas presidenciales se han colocado, claro, descontando el sainete de Noroña. Pronto empezarán a circular nombres de los ungidos... o decepcionados.
Que reducida por los filtros, avanza la caballada y el Instituto Nacional Electoral publicó la relación de los y las 24 aspirantes que brincaron la etapa del ensayo y pasarán a la valoración de competencias y a entrevista. De este grupo saldrán las tres personas para las correspondientes consejerías electorales que quedarán vacantes en octubre en el Instituto Electoral del Estado de México. A ver si el tortuoso proceso para elegir en su momento a la presidenta del Consejo General, dejó una lección y no empieza a complicarse el camino para estos nuevos integrantes.
Que hay expectativas de que la nueva Cámara de Diputados local venga con muchas ganas de trabajar y desquitar la dieta, pero por lo pronto los legisladores actuales cumplieron ya dos meses sin actividad y hasta el momento no hay posibilidades de un periodo extraordinario de sesiones, ni de atender el nombramiento de contralores, pendientes desde el año pasado. Esto implica que no habrá trabajo en comisiones y seguirán así hasta septiembre, ya nada más para hacer mutis. ¿Músicos pagados?
Que hablando de los recién electos, una bombita de tiempo será el adeudo que dejan los municipios del Estado de México, superior a los 9 mil 147.1 millones de pesos, y con casos en donde pactaron el pago a plazos de hasta 617 meses. Serán al menos 72 administraciones que heredarán estas obligaciones a las nuevas autoridades que asumirán el cargo ya con pendientes que atender, y contratos vencidos a renegociar de urgencia. Si los aspirantes hubieran leído las letras chiquitas, quién sabe si se habrían animado.