Que el Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo le corrigió la plana al Instituto Electoral de esa entidad, por lo que deberá reponer el procedimiento por violencia política en razón de género en contra de la ahora gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, a quien desde los tiempos de su campaña denostaron a través de espectaculares colocados en diversos puntos de esa región, dónde transitan muchos mexiquenses.
Originalmente el IEEH desechó la queja sin hacer alguna manifestación pública de estos hechos, como si se tratara de un asunto de trámite, sin importancia alguna. Al parecer consideraron que quien interpuso la querella no tenía personalidad jurídica. Tardíamente, pero es buen llamado de atención para que argumenten sus decisiones.
Que siguen las licencias en la Legislatura local. Varios más pidieron permiso para ausentarse de manera temporal los priistas Mario Santana Carbajal, Cristina Sánchez Coronel, Jesús Izquierdo Rojas y Gretel González Aguirre, pero todavía faltan varias más que deberán separar su trabajo legislativo de las campañas, aunque la ley no les obligue. La transparencia y equidad deben estar por encima de todo ¿O no?.
Que como lo marca la ley, la Legislatura debe señalar qué programas sociales tienen que suspender su operación antes del arranque de las campañas locales, sólo que desde el primero de marzo en este rubro ya no hay acciones en marcha por el desarrollo del proceso federal, y desde entonces sólo están a salvo los relacionados con temas de urgencia, como son los incendios que siguen haciendo de las suya en la entidad. Estaba de más reiterarlo, pero la forma también cuenta.
Que el silencio de la dirigente estatal del PRI, Ana Lilia Herrera, ante las imputaciones recientes de Alejandro Moreno en contra de Eruviel Ávila por presuntos desvío de recursos públicos, dejó inconforme a la militancia del tricolor mexiquense, pues muchos esperaban que revirara por lo menos el señalamiento realizado por el ex gobernador al comparar al partido con un cascarón. Quizá la lideresa se halló entre la espada y la pared. Lástima.