Política

¿Cómo arrasar?

El zipizape causado en Nuevo León por quien Rafael Cardona llama Fosforito y atribuye su talento mayor “a los tenis de su esposa”, no debe distraernos de lo trascendente: el rumbo de México a partir del próximo 2 de junio.

El proceso electoral está saturado de trivialidades, simulaciones y transgresiones a la ley, con autoridades electorales sin los medios para hacer valer muchas de sus determinaciones, algunas de ellas cuestionables.

Hace 30 años el gran mexicano y eminente jurista Jorge Carpizo consideraba a la Ley Electoral como producto de “la feria de desconfianzas”, debidas a los muchos abusos cometidos por el oficialismo. Pues, de 30 años al día de hoy, la legislación ha sido más restrictiva, pero su Alteza Pequeñísima (alias Tartufo) y su pandilla vienen haciendo, como en aquel tiempo, cuanto les viene en gana.

Dos ejemplos: 1) La ley prohíbe al Presidente inmiscuirse en los procesos electorales, pero está convertido en jefe de campaña de su corcholata y ataca diariamente a los opositores. 2) Es delito grave desviar dinero público a campañas, pero el dispendio no tiene límites.

Además, la legislación vigente divide, absurdamente, el proceso electoral en precampañas, campañas y periodos de reflexión, los cuales son olímpicamente violados.

Ante ese cúmulo de trampas, los ciudadanos debemos conocer las vidas, propuestas y equipos de los candidatos y acudir a votar. Somos casi 100 millones de electores obligados legal y moralmente a decidir el destino nacional el próximo 2 de junio.

Las encuestas (bien hechas o bajo pedido) no determinan el resultado de la elección y frecuentemente mienten por amplios márgenes. El “ya ganamos y todo está decidido” es una patraña gubernamental para desalentar el voto por el cambio.

Debemos aprovechar las redes sociales pero sin caer atrapados en sus mentiras. Repudiemos las campañas de embustes y babosadas diseñadas para dividir el voto opositor y propaladas por farsantes engreídos y tiktokeros.

No confundamos el entusiasmo, la alegría y la modernidad de una campaña con la publicidad ridícula y vacía de idiotas para idiotas.

Al ir en aumento los graves problemas nacionales resulta criminal caer en la desidia, el pesimismo o la abnegación. Nada está predeterminado: si los ciudadanos vamos a votar responsable y copiosamente, serán insuficientes los dineros y trampas del oficialismo para revertir la voluntad mayoritaria.

El resultado de las próximas elecciones no está en manos de una pandilla, sino de 100 millones de ciudadanos a quienes nos corresponde decidir responsablemente el destino nacional.

Dar la espalda a México es traicionarlo, y las quejas y lamentaciones son llorosos aullidos a la Luna. Si cada uno de los millones de opositores convencemos a un indiferente, el triunfo será venturoso y arrollador.


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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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