Este lunes el Comité de Apelaciones de la UEFA sancionó al club de fútbol Atlético de Madrid por los gestos de cultura nazi que realizaron algunos de sus aficionados en el estadio del Manchester City.
No era la primera vez que aficionados que viajan a los partidos de visitante del Atlético de Madrid ejecutan estos gestos. En otras ocasiones han acudido a los estadios con banderas alusivas a la dictadura franquista.
El mismo día que debía cumplirse la sanción, el Tribunal de Arbitraje para el Deporte (TAS, por sus siglas en inglés) suspendió la sanción al Atlético de Madrid. En una decisión bastante polémica.
El domingo pasado inició el Campeonato Europeo de Karts (automovilismo). El piloto Artyom Severyukhin fue el ganador. Por las sanciones impuestas injustamente a los deportistas rusos, el ruso de 15 años es obligado a competir bajo la bandera italiana.
Al estar en el primer lugar del podio, sonó el himno italiano en lugar del ruso.
El piloto hizo un saludo nazi y claros gestos de burla. El siglo pasado en Italia se vivió uno de los núcleos más importantes del fascismo.
No sabemos si lo hizo reivindicando la ideología fascista o como señal de protesta porque le obligan a competir bajo los signos nacionales que no son los suyos. En cualquier caso, el gesto es reprobable.
El fascismo promovió un Estado autoritario y totalitario, antidemocrático y militarista, fuertemente anclado en las nociones de patria y de raza, lo cual se tradujo en la opresión y persecución.
De allí la gravedad de reproducir gestos culturales de esta ideología.
El espacio que estos gestos insultantes ganan en la cultura global dominante se traducen en votos que en algunos países han permitido un retroceso en derechos de sectores vulnerables de la población.
Estas expresiones son antidemocráticas y, por lo tanto, las debemos prohibir en nuestras sociedades si queremos seguir guiándonos por los principios de los derechos humanos que reconocen la misma dignidad a todas las personas.
@davidperes_