Política

Una red para cuidar

  • En la tormenta
  • Una red para cuidar
  • David Herrerías Guerra

Laura es madre de dos niños, uno ya entró a la primaria y otro es menor de 3 años. Tiene un trabajo en una maquiladora de calzado, y le pagan por semana en efectivo. Le dijeron que si cumplía durante un año a la mejor la podrían dar de alta en el Seguro. Ella aceptó porque a cambio son condescendientes y le permiten faltar o llegar tarde cuando en la escuela la mandan llamar o la obligan a ir para hacer jornadas de limpieza. Al chiquito lo deja al cuidado de una tía que también trabaja, pero solo por las tardes. Cuando ella no alcanza a llegar antes de que la tía salga al trabajo, su sobrina se puede hacer cargo del chiquillo un ratito.

Pedro es obrero y tiene un trabajo formal, y Lupe su mujer trabaja de cuidadora de una viejita en una casa particular. Ellos tienen dos niñas que están en secundaria, y afortunadamente van y vienen solas a la escuela. Pero, además, en casa vive desde hace unos años el papá de Pedro, un anciano de 82 años, con muchos problemas de movilidad y demencia senil progresiva. Las hijas, además de hacer la tarea, tienen que atenderlo mientras llega Lupe de su trabajo. Al llegar ella baña a su suegro, prepara las comidas para el día siguiente y hace la limpieza de la casa. Está pensando en dejar su trabajo pero habría que hacer que sus hijas dejaran la escuela y buscaran un trabajo, porque con lo de Pedro no alcanza.

Cuando No+Pobreza Guanajuato y otros organismos sociales empezamos a calcular el monto del salario digno, partimos de la idea de que una familia de cuatro miembros es capaz de generar dos salarios, lo que permitiría que un hogar pueda obtener un ingreso superior a los veinte mil pesos mensuales. Pero esa suposición no se cumple en muchos casos porque el sistema de cuidados en el país no permite que las dos personas de la pareja puedan trabajar formalmente, o si lo hacen se vea comprometida la atención a los hijos.

En Guanajuato hay casi 300 mil hogares monoparentales (el 80% encabezados por mujeres), algunos pueden contar con vínculos sociales que les facilitan la tarea, pero muchos de ellos enfrentan serias dificultades para atender a los pequeños. Tenemos también cerca de 120 mil personas mayores de 70 años, la inmensa mayoría de ellos al cuidado de sus familiares. Y en la medida que la pirámide de población se va invirtiendo, el porcentaje de ancianos irá creciendo. El sistema de cuidados es una de las claves para erradicar la pobreza. Es la red que permite a las familias atender a personas dependientes del grupo familiar (niños, niñas y ancianos) permitiendo a los adultos trabajar y desarrollarse fuera del hogar; una estrategia amplia que contemple casas de cuidado para niños, casas de día para ancianos, guarderías… Cuando el sistema de cuidados no funciona, estos recaen principalmente en las mujeres, y en muchas ocasiones en las niñas, que tienen que encargarse de los hermanitos menores y a veces de sus abuelos impidiendo el goce de su infancia. La tarea es compleja, pero impostergable, y compete al estado tanto como a las empresas. 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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