En días pasados la presidenta electa Claudia Sheinbaum mencionó a varios políticos que le acompañaran en su gobierno y en la construcción del segundo piso.
Un tema que a la oposición aún les retuerce y para todos los nombramientos la crítica simplona no se hace esperar. Sobre todo por parte de aquellos que estuvieron vinculados con el viejo sistema político.
El nombre de Mario Delgado como futuro Secretario de Educación Pública (SEP), causó la polémica y el descontento natural por aquellos-insisto-, que estuvieron vinculados al viejo régimen o, a los grupos de presión en la educación.
Llámense mexicanos primero y la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, la CNTE, por mencionar algunos cuyas posturas son extremas o desapartadas con la nueva escuela mexicana.
Mario Delgado como futuro Secretario de Educación Pública genera confianza y solvencia para encabezar una de las posiciones más importantes del gobierno federal.
En las últimas décadas esa posición fue reservada en principio a la maestra Elba Esther Gordillo en manos de Reyes Tamez Guerra en el sexenio de transición (mal llamado), con Vicente Fox.
Después con Felipe Calderón el nombramiento recayó en Josefina Vázquez Mota que nunca había tenido experiencia con la educación pública del país.
Vázquez Mota siempre tuvo una lucha intestinal adentro de las oficinas de Argentina y Brasil con el yerno de la Maestra, Fernando González. Una cuña insufrible para Josefina.
La primera secretaria de educación de México terminó por abandonar la SEP.
La sustituyó un investigador que tampoco tenía experiencia en educación, el Maestro Alonso Lujambio que falleció de un implacable cáncer de medula.
Enrique Peña Nieto una vez al frente del poder ejecutivo colocó en la SEP el más idóneo y experimentado político para cobrar una factura política y de venganza.
Me refiero a Don Emilio Chuayffet Chemor que encabezó una reforma educativa mal lograda donde existía una política punitiva contra el magisterio a través del servicio profesional docente.
No obstante, logró encarcelar a la Maestra Elba Esther y someter al poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
La venganza estaba cobrada.
Después llegó a la SEP el más improvisado e impresentable de los últimos secretarios de educación, me refiero al ex jefe de la oficina de la presidencia de Peña Nieto, Aurelio Nuño.
El único mérito más allá de sus posgrados en el extranjero era su amistad con el grupo más cercano y compacto de EPN. Eso sí era nepotismo y compadrazgo.
Y de la estafa maestra ni hablar.
Las universidades públicas e institutos de investigación fueron aprovechadas para robar de forma descarada y estúpidamente con desparpajo.
Todos los anteriores secretarios de Educación de las últimas dos décadas salvo los que llegaron con la transformación como Esteban Moctezuma, la hoy gobernadora Delfina Gómez y Leticia Ramírez (actualmente al frente), nada tienen que ver con la experiencia de Mario Delgado.
Llega sin esos lastres de imposición de los grupos de presión, favoritismos o compadrazgos.
Sin odios o venganzas. Llega libre y con la camisa bien puesta de MORENA. Sin duda con la pasión que los tiempos actuales le imponen.
El esfuerzo encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador por reorientar la política social y educativa desde la base ciudadana ha sido un gran reto.
El mismo que coloca a nuestra próxima presidenta de México y Secretario de Educación en la mira de fortalecer a través de la educación, como la palanca transformadora del ser humano.
El Magisterio es de todos y entendamos por todos a la pluralidad de voluntades para hacer de nuestro sistema educativo nacional, un sistema con calidad, eficaz, incluyente y pluricultural en convivencia armoniosa, sin poses de clase y/o raza donde el humanismo social se imponga ante una sociedad vacía y consumista donde el tener, es más importante que el ser…
Decía María Montessori que “La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle” y ahí está uno de los próximos retos que Mario Delgado tiene en mente.
En sus primeras declaraciones después del anuncio para estar al frente de la SEP expresó de forma indubitable:
“No hay nada más apasionante que trabajar en la educación, porque es la posibilidad de cambiar destinos, de cambiar vidas.
Por eso me emociona mucho la tarea que hoy me encomiendan y le agradezco profundamente la oportunidad”.
@CUAUHTECARMONA