Ante la orden de la Juez de Distrito Nancy Juárez, de eliminar del Diario Oficial de la Federación la publicación de la reforma constitucional en materia del poder judicial, la presidenta de la República ha optado por el desacato bajo el falso argumento de que la juez no tiene atribuciones para ordenar tal cosa y que, en todo caso, a la presidenta la faculta el pueblo para actuar de tal manera.
No es la primera vez que la presidenta y los miembros de su partido actúan de tal manera, los episodios más recientes sobre este tema los encontramos precisamente en todo el proceso de la reforma al poder judicial, tanto en el Poder Legislativo como en el Poder Ejecutivo.
Lo grave de todo esto es el mensaje que el gobierno manda: un mensaje de total apoyo a la impunidad en este país.
La gravedad de este mensaje radica en que le estamos diciendo a los más jóvenes que el respeto a la ley no importa, que es más importante una ideología o un proyecto de partido que el respeto a la ley y la vida en comunidad.
Le estamos enseñando a las próximas generaciones un rechazo a la ley y al estado de derecho sin precedentes, les estamos enseñando que las reglas para vivir en democracia y en paz no importan cuando se trata de un proyecto de partido. Es muy grave lo que le estamos enseñando a nuestros niños y jóvenes, que es válido romper la ley cuando se trata de alcanzar un objetivo particular. Es grave la crisis constitucional que estamos viviendo, es grave que el Poder Legislativo federal esté totalmente sometido al Poder Ejecutivo y es grave, también, que se pretenda someter al Poder Judicial para acabar con la división de poderes que exige todo estado democrático de derecho.
Pero insisto, es más grave lo que le estamos enseñando a las nuevas generaciones, les estamos enseñando a vivir en un país en la que la ley solo aplica para el enemigo. No hay tiempo para titubear y exigir el respeto a la ley, máxime en un país con graves problemas con el cumplimiento de la ley, no podemos permitir que nuestros hijos crezcan con la idea de que las reglas están hechas para romperse y que un fin particular es válido para violar la ley.
