El Derecho es una ciencia, una ciencia social para ser más precisos, y como tal, exige que en su aplicación se sigan ciertas reglas metodológicas, técnicas e, incluso, como otras ciencias, cuenta con su propia filosofía.
En este contexto es relevante y, preocupante, todo lo que ocurrió el día de ayer en el marco de la toma de protesta de los nuevos ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), lo cual no tendría mayor relevancia que la de ser los primeros ministros electos por medio de un proceso electoral que dejó más dudas que certezas, pero que, en lo que debió ser una ceremonia solemne de toma de protesta derivó en una serie de actos que rompieran con toda la solemnidad y dignidad que debe revestir al Poder Judicial.
Dichos actos consistieron en unaceremonia de purificación de las instalaciones de la Corte y la consagración de un bastón de mando. En este punto es necesario señalar que México es un estado laico, sin embargo, a la autodenominada izquierda progresista que detenta el poder y, que influyó directamente en la elección judicial por medio de los ya conocidos acordeones, se le ha hecho costumbre utilizar este tipo de ceremonias como un acto propagandístico, al igual que pregonar la austeridad, pero que en nada abonan a la mejora del país.
Es preocupante, ya que ambos actos surgen de un aspecto subjetivo y denotan un elemento religioso. En México cada quien puede profesar la creencia religiosa que sea de su preferencia, pero esto no se puede llevar al ejercicio de gobierno.
La relevancia radica, para el Derecho, en que preocupa que los nuevos ministros inicien esta etapa del máximo tribunal del país, en medio de este tipo de actos cuando su responsabilidad es la de interpretar la norma constitucional y las leyes que de ella emanan, tarea que exige de un ejercicio científico objetivo, fuera de todo matiz atávicoque pueda resultar en una deficiente interpretación de la norma.
Queda la duda sobre si los nuevos ministros asumen el cargo, conscientes de que su labor implica tener la sabiduría en el Derecho, en la que para llegar a esa sabiduría deberán hacer uso de diversas técnicas científicas propias del Derecho e, incluso, de otras ciencias. Es evidente que un bastón y una purificación no darán los elementos para llegar a esa sabiduría, mucho menos son elementos clave para que se logre una mejor justicia en México.
México espera de los ministros de la Suprema Corte un verdadero compromiso con la Constitución, las leyes, la justicia y la república. Por el bien de todos esperemos que así sea, de lo contrario estaremos frente a una era de oscurantismo judicial sin precedentes.