La cocina fantasma, conocida como dark kitchen en el mundo gastronómico ha venido a transformar los modelos de negocio en el sector restaurantero del mundo, debido principalmente a cambios en hábitos de consumo, en la tecnología, en el transporte, a la necesidad de optimizar costos y a la competitividad, así como la oportunidad de emprender con un mínimo de inversión.
Las dark kitchen son “cocinas fantasmas” que ofrecen comida a domicilio sin necesidad de tener un local abierto al público, lo que permite que el propietario reduzca costos y se enfoque en la rapidez del servicio.
Este tipo de negocio surgió como respuesta a la creciente demanda de comida a domicilio, que desde hace varios años ha sido impulsada por plataformas digitales como Uber Eats y Rappi y que durante la pandemia fue la opción gastronómica de millones de usuarios.
Para el propietario representa una ventaja ofrecer el servicio en un espacio más pequeño y menos costoso, lo que le permite experimentar con diferentes marcas o menús sin grandes inversiones y también enfocarse en nichos específicos como comida vegana, saludable o gourmet.
Sin embargo, este modelo de negocio también presenta desafíos y críticas. La falta de contacto directo con el cliente puede dificultar la fidelización y la experiencia de marca, aspectos fundamentales en la gastronomía tradicional.
Por otra parte, se ha señalado que las condiciones laborales dentro de estas cocinas y para los repartidores de las plataformas pueden ser precarias, debido a la presión por mantener eficiencia en costos y tiempos de entrega.
También existen cuestionamientos sobre la transparencia sanitaria en instalaciones y manejo de productos.
Es importante destacar que el crecimiento de estos lugares también genera un impacto urbano, pues es innegable que hay un aumento en el tráfico de motocicletas, manejadas muchas veces por personas que no tienen las habilidades, equipo y protección adecuada, además que los propietarios en ocasiones no cuentan con seguros adecuados para esta actividad, por lo que es necesario una mayor atención en la regulación de este tipo de negocios, tanto para el personal que ahí labora como para los consumidores.
Claudia.rivera@iberotorreon.mx