Cada 31 de julio, celebramos la vida y obra de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y una de las figuras más influyentes del cristianismo del siglo XVI.
Esta fecha conmemora su muerte ocurrida en 1556 y tiene un profundo significado espiritual y cultural en muchas partes del mundo, especialmente en los lugares donde la presencia jesuita ha dejado una huella por sus obras pastorales y educativas.
Nacido en España en 1491, Iñigo de Loyola se destacó por su pasión y valentía.
Después de ser herido en batalla fue transformado por la fe durante su recuperación.
A más de 500 años del inicio de su obra, en diversas latitudes se celebra esta fiesta para honrar su vida y su legado espiritual: un ejemplo de humildad, discernimiento y servicio a los demás.
En su país de origen conmemoran esta fiesta con una misa solemne en el Santuario de Loyola, ubicado junto a su casa natal, en donde miles de peregrinos se congregan.
También se organizan danzas, conciertos y desfiles combinando así el aspecto religioso con el cultural.
En Italia, país en el que Ignacio vivió y murió, las principales actividades se realizan en la Iglesia del Gesù, el primer templo jesuita en Roma y el sitio donde reposan sus restos.
En América Latina la fiesta de San Ignacio es una fecha importante, especialmente en colegios y universidades que forman parte de la obra educativa de la Compañía de Jesús.
Se ofician eucaristías, procesiones, convivencias estudiantiles y actividades comunitarias enfocadas en el legado ignaciano: la formación integral, la justicia social y el compromiso con los más necesitados.
En Filipinas San Ignacio es venerado como patrono en varias escuelas y también ahí festejan con misas, eventos culturales y acciones sociales, honrando así la espiritualidad ignaciana.
Los jesuitas también se han hecho presentes en África con distintas obras de educación y justicia social, por lo que en países como Kenia, Congo o Mozambique también celebran esta fecha con misas y servicio comunitario.
La fiesta de San Ignacio de Loyola trasciende fronteras, lo mismo que su obra y ejemplo.
claudia.rivera@iberotorreon.mx