No han pasado ni 20 días de que Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos, se reunió con Claudia Sheinbaum y con parte de su Gabinete y éste es ya otro gobierno de México, es uno anti López Obrador y anti López Beltrán.
Recordemos que antes y después del encuentro con Rubio, la Presidenta de México públicamente se envolvió en la bandera porque repitió hasta el cansancio que no aceptaría injerencias extranjeras, que México era soberano, que no aceptaba órdenes y varias frases patrioteras más. Sin embargo, en los hechos a partir del 3 de septiembre -día del encuentro privado en Palacio Nacional- el gobierno de México se transformó, de la 4T al anti 4T.
Lo primero fue la detención y persecución de ex colaboradores de Andrés Manuel López Obrador involucrados con el huchicol fiscal (importación y tráfico ilegal de hidrocarburos), como los sobrinos del ex secretario de la Marina, Rafael Ojeda. Lo segundo fue la vinculación con el lavado de dinero de la financiera Vector, la de Alfonso Romo, jefe de Gabinete de AMLO y principal vínculo con el sector privado.
Lo tercero fue en materia comercial: México anunció aranceles especiales en contra de cien productos y artículos fabricados en China y otros países asiáticos. Lo cuarto fue que el gobierno mexicano cayó como momia tras el bombardeo y hundimiento de una lancha venezolana por parte del Ejército de Estados Unidos cuando anteriormente defendía con una gran retórica todo lo que oliera a Nicolás Maduro.
Quinto: En la última semana fue detenido en Paraguay Hernán Bermúdez Requena, líder del cártel de la Barredora en la región de Tabasco, ex secretario de seguridad de Tabasco y ex colaborador cercano del brazo derecho en política de López Obrador, el todavía senador morenista Adán Augusto López Hernández.
Sexto: filtraron a la prensa el expediente completito de la Fiscalía General de la República -léase, del gobierno de Sheinbaum- en el que vinculan directamente con el huachicol fiscal a uno de los hijos del ex presidente López Obrador.
La persecución a los López sean Obrador, Beltrán o Hernández, y sea consensuada o forzada es un evidente logro del gobierno estadounidense en México.