El Instituto Nacional Electoral bajo la conducción de Guadalupe Taddei Zavala está actuando un poco raro.
Pese a las escandalosas y costosísimas campañas adelantadas de varios precandidatos presidenciales, sobre todo del Movimiento de Regeneración Nacional, el INE de Taddei no hizo nada, no hace nada ni hará nada.
El INE no vio los cientos de millones de pesos que se gastaron en todo 2023 en pintura y mano de obra para tapizar con propaganda cuanta barda se encontraron los brigadistas de las “corcholatas” en todo el país, ni los gastados en cientos de anuncios espectaculares.
Muy poco ha hecho el INE de Taddei por evitar la intervención diaria, sistemática e ilegal de López Obrador en el proceso electoral utilizando recursos públicos. Ninguna medida contundente ni efectiva toma el organismo que debería garantizar la equidad en la contienda.
Al definir el formato de los próximos debates presidenciales el INE de Taddei le tendió la cama a la aspirante oficialista ya que de tres encuentros solo en uno permitirá la confrontación directa de ideas.
El INE de Taddei le ahorrará a la ex Jefa del gobierno capitalino un previsible desgaste mayúsculo al no confrontarla en el primer ni en el segundo “debate” con dos parlamentarios experimentados como son Xóchitl Gálvez y el emecista Jorge Álvarez Máynez, ya que en esos primeros encuentros las preguntas las escogerán de las redes sociales y de ciudadanos en plazas públicas.
Ahora Taddei, quien se supone que llegaba para quitarle lo fifí al INE, resucitó una vieja práctica porque le favorece: auto brindarse un bono de más de medio millón de pesos.
Pareciera que la estrategia de Taddei, además de favorecer a la aspirante del régimen, es desacreditar al INE al grado que pierda respaldo popular y sus conteos y resultados sean fácilmente cuestionados social y jurídicamente al grado de volverlo un ente inútil y despreciable, paso previo para desaparecerlo sin reclamo social.
Lo que estamos viendo no es el organismo imparcial y profesional por el que lucharon generaciones de mexicanos, no es digno heredero del IFE ni del INE de Córdova y mucho menos de Woldenberg.
No confundamos la esencia y fin del INE, con el Circo Taddei.
