La pandemia del covid-19 ha provocado la muerte de más de un millón de personas en el mundo; ha colapsado la economía de todos los países; ha trastornado la vida de miles de millones de hombres y mujeres. La vacuna fue percibida desde el principio como el camino más corto para volver a la normalidad. Las farmacéuticas detonaron de inmediato alrededor de 100 proyectos para producirla. Algunas decían que podría haber una en menos de año y medio. Pero la experiencia parecía desmentirlos, pues la producción de una vacuna implicaba pasar por una serie de procesos que tardaban años, a veces décadas: tras la investigación en los laboratorios era necesario hacer pruebas y exámenes, y más tarde construir las fábricas para la producción de las vacunas, que luego debían ser aprobadas y, al final, distribuidas en miles de millones de dosis en todo el mundo. Estos procesos no podían ser abreviados, afirmaba el New York Times. Una vacuna es algo que la autoridad da a millones de personas que están sanas, por lo que es vital que no produzca efectos no deseados.
En la primavera de 2020 parecía que tendríamos tratamiento antiviral o antibiótico eficaz antes de tener una vacuna. Los políticos que la prometían para fin del año parecían irresponsables. Pero las cosas sucedieron de otra forma. Primero Pfizer y BioNTech (9 de noviembre), luego Moderna (16 de noviembre), ahora AstraZeneca (22 de noviembre): las tres anunciaron que tenían una vacuna eficaz en más de 90 por ciento de los casos. Todas están ya en manos de la agencia del gobierno de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos: la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). A principios de diciembre, la FDA, investida con poderes especiales para aprobar productos médicos en caso de emergencia, podrá autorizar las vacunas; ya autorizadas, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades determinará los grupos en la sociedad que serán priorizados para obtener las vacunas contra el covid-19, que comenzarán a ser accesibles a fines de 2020.
¿Cuándo podremos obtener nosotros la vacuna? Los mexicanos la tendremos después que los americanos (será sin duda la de AstraZeneca). Aquí, el acceso a la vacuna dependerá también de nuestro trabajo, nuestra edad y nuestra salud (esperemos que no sea cuestión de tener o no dinero). Los doctores y enfermeras que trabajan en hospitales serán prioritarios, como lo serán también los maestros y los productores de alimentos, por la importancia de su trabajo. Serán privilegiadas las personas de edad más avanzada y aquellas que sufran enfermedades que los hagan vulnerables. Los adultos que no tienen enfermedades ni desempeñan trabajos que los ponen en riesgo comenzarán a ser vacunados en abril de 2021 en Estados Unidos —es decir, probablemente a comienzos del verano en el caso de México. Pero todos nos tendremos que adaptar, por un año más, a vivir con el coronavirus. Seguirá siendo necesario usar el cubrebocas y mantener el distanciamiento social, pues las dosis de las vacunas serán limitadas y pasará algún tiempo antes de que una parte suficiente de la población sea inmunizada, evitando así que el virus pueda seguirse propagando. Estaremos del otro lado hacia fines de 2021. Un año.
Investigador de la UNAM (Cialc)
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