Ha vuelto a la discusión en el Congreso estadunidense la idea de imponer un impuesto en las remesas que se envían desde Estados Unidos a otras partes del mundo.
A México llegan la friolera de 65 mil millones de dólares, eso llegó el año pasado y siguen creciendo. Si añadimos lo que llega al resto del continente, esa cifra se dobla. En el resto del mundo la cifra es considerable, el mayor receptor de remesas en el mundo es India, con algo así como 120 mil millones de dólares al año.
Es una vieja idea del hoy presidente Trump. De hecho, en su primer cuatrienio consideró aplicar este impuesto para así financiar el muro fronterizo, una manera de cumplir aquello de que lo pagaría México o los mexicanos, en este caso. Trump no lo llevó a cabo.
Pero a finales del año pasado, ya siendo vicepresidente electo, el entonces senador J.D. Vance presentó un proyecto de ley que impondría un impuesto de 10 por ciento a todas las remesas. Su idea era usar ese dinero para pagar el reforzamiento de la frontera. En aquellos días, Vance dijo que su propuesta, la “Ley de Retención de Ingresos Ilegales que Ingresan a los Mercados de Drogas” (Wired, por sus siglas en inglés), estaba destinada a disuadir la inmigración ilegal y reducir los ingresos de los cárteles.
En los últimos años, varios análisis y un amplio reportaje de Reuters comenzaron a señalar que al menos parte de esas remesas tenía que ver con transferencias de cárteles criminales, de droga y de tráfico de personas. De hecho, el Departamento de Justicia ha logrado hacer casos contra una docena de esos operadores de envío de dinero. Pero los porcentajes contra el total de lo enviado siguen siendo pequeños.
Pero nada es pequeño en estos tiempos en Estados Unidos para apoyar una narrativa antimigración. Y la discusión de estos días en el Congreso, como parte de la discusión total sobre impuestos y gastos en Estados Unidos, resuena entre muchos.
La pregunta hoy es que, dado que esa intención lleva un rato cocinándose, ¿qué ha hecho el gobierno mexicano? Y no, las mañaneras no sirven.
Este es un asunto que se cabildea allá, directamente con el puñado de legisladores que con su voto podrían afectar a millones de mexicanos que reciben ese dinero. Se hace allá con argumentos políticos de consecuencias en sus distritos, en sus estados.
Tengo la impresión de que nuestro embajador no ha hecho mucho de esto. ¿Dónde ha andado el embajador estos meses, por cierto?