El próximo lunes, según han dicho, la alianza de partidos opositores con algunas organizaciones de la sociedad civil anunciarán su método para elegir candidato a la Presidencia de la República en 2024.
En estos días extraños todo se enreda un poco más.
Los partidos opositores se han quejado y algunos denunciado la precampaña de Morena, aunque ellos tienen a sus propias corcholatas promoviéndose como pueden. Ahora tendrán método de definición y, suponemos, algunas reglas. ¿Cómo le harán? A menos que en las reglas esté prohibirles hacer nada de aquí a cuando la ley lo permite. Porque está claro: los aspirantes andan promoviéndose y ahora tendrán método… Supongo que estarán diseñando otra simulación, otra farsa, como la que ya estamos viendo en el partido del gobierno, algo así como coordinadores de los comités que van por México o vaya usted a saber.
Las corcholatas del Presidente tienen claro qué tienen que decir y proponer para ganar la encuesta —sí, la encuesta, no anden pensando otra cosa— que los hará candidatos: Yo con Andrés Manuel y lo que él ha repetido hasta la muerte: hasta a lo mejor le ofrecemos un puesto a los hijos y eso. Y poco más, porque las reglas son las que son, dictadas desde Palacio.
¿Cuáles serán las reglas para los aspirantes opositores respecto a propuestas?
Si van a tener algo que ver con lo anunciado hace un par de días por las secretarías generales de los partidos… pues sean simpáticos y obvios.
Doce propuestas —no se rían— que firmaron con todo y logos de los partidos: los programas sociales siguen y serán más. Que igualdad y vida libre de violencia a las mujeres, que lucharán por la seguridad y la justicia, que un sistema de salud y atención en todo México, que mucha inversión para los niños, que si la economía fuerte, que hay que cuidar el medio ambiente… no los canso, pero varias obviedades más que podría proponer medio millón de mexicanos incluidos los aspirantes de Morena.
Tiempos extraños, decía yo, donde una veintena de aspirantes andarán por el país en un concurso de simpatías que no incluirá nada concreto sobre cómo solucionar los asuntos que agobian a los ciudadanos y cómo se construye un mejor futuro más allá de las buenas intenciones.