Política

El libro resiste

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  • Carlos Iván Moreno Arellano

En los años más tensos de la Guerra Fría, los libros fueron un arma contra el autoritarismo. Obras prohibidas –como 1984– cruzaban la Cortina de Hierro para sembrar lo más subversivo: la duda y la imaginación. Aquel contrabando de ideas mostró que leer es un acto de resistencia frente al pensamiento único.

Hoy las amenazas son distintas. Como señaló el presidente de la FIL, Trinidad Padilla López, la censura ya no se presenta con rostro autoritario, sino en formas más sutiles: homogeneización cultural, cancelación, autocensura. 

Los datos son inquietantes. The Free Press documenta que la literacidad se estanca o retrocede incluso en países desarrollados. Leemos menos y hacemos más scrolling. Una sociedad que lee poco es una sociedad que se comprende menos a sí misma: sin lenguaje común tampoco hay imaginación colectiva. Más allá del aprendizaje, en riesgo está perder la conversación plural que los libros hacen posible. Ni más ni menos.

Por eso eventos como la FIL adquieren un sentido renovado. Frente a la disrupción digital, la velocidad y la atención fragmentada, la lectura sigue siendo un territorio donde el pensamiento recupera su ritmo y la conversación recobra profundidad. Leer es volver a escuchar.

Los libros hicieron posible el avance civilizatorio: crearon historias compartidas, referencias comunes, significados que permiten vivir juntos. No hay democracia si cada quien tiene su propia verdad. La vida democrática requiere de argumentos, de razones, de capacidad de persuadir y, sobre todo, de ser persuadidos. La lectura sostiene ese diálogo.

Amin Maalouf, al recibir el Premio FIL, recordó que los avances técnicos son irreversibles, pero los del pensamiento no: retroceden cuando dejamos de cultivarlos. La literatura nos alerta sobre la complejidad del mundo y nos recuerda que, pese a nuestras diferencias, compartimos destino.

En tiempos de inteligencia artificial y de atención dispersa, un libro obliga a detenernos. Nos devuelve la pausa, la concentración y el juicio. Leer sigue siendo un acto profundo de libertad. En un mundo saturado de información –infocracia– cuidar al libro y al hábito de la lectura es también preservar nuestra capacidad de reflexión colectiva. Cuando un libro se abre, se abre también un espacio para el entendimiento mutuo. 


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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