¿Te imaginas que todo fuera más caro solo por ser mujer? Eso pasa todos los días en cualquier país del mundo por el impuesto rosa, que es el costo extra que pagan las mujeres por productos con enfoque femenino y que son similares o idénticos en calidad a aquellos que están destinados a los hombres.
En el 42 por ciento de las ocasiones, ellas pagan más por artículos equivalentes para hombres, según un estudio realizado por el Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York a 800 productos con un claro enfoque de género y que incluyó más de 90 marcas.
Primero, ¿de cuánto es la diferencia?
A pesar de que las mujeres representan el 70 por ciento de todas las decisiones de compra a nivel mundial, en productos iguales, ellas pagan más (Banco Mundial-RT, 20/07/17).
Un paquete de rastrillos para hombre con tres piezas costaba $60 pesos en 2018, mientras que para las mujeres tenía un precio de $91.50, pero solo tenía dos piezas, es decir, una diferencia de $31.50 pesos por menos artículos.
¿Qué pasa si juntamos el costo extra que pagan por el impuesto rosa en su cuidado personal? Si en un año, una mujer y un hombre compraran cada mes un paquete de rastrillos, un desodorante, un shampoo, un mousse o cera para peinar y un tratamiento para el cabello, ella pagaría casi tres mil pesos más (Forbes, 27/09/18).
Segundo, todo les sale más caro
El sobreprecio que pagan no solo encarece los artículos de cuidado e higiene personal. Cuando se compara el precio de un saco para hombre con uno para mujer, de la misma marca y calidad, el de ellas cuesta alrededor de 30 por ciento más. La prenda masculina tiene un precio de $2,310 pesos y la femenina sube a $3,000 pesos (El Economista, 03/10/18).
En el caso de unos lentes de sol, la versión de hombre tiene un precio de $2,180 pesos, contra los $2,680 pesos que pagan las mujeres (23 por ciento más). Un perfume de la misma marca para caballero cuesta $1,400 y el dama llega a los $1,800 pesos (29 por ciento más).
Tercero, ni de niñas se libran
Un mameluco del mismo material y talla cuesta $180 pesos, pero si tiene un color femenino o una flor estampada sube a $250 pesos. Un LEGO con igual número de piezas, es 79 por ciento más caro cuando es para niñas.
Las mujeres no solo deben pagar más por los productos que compran sino que, además, ganan una tercera parte menos que los hombres aunque hagan y sepan lo mismo, lo que nos deja ver que no tienen un piso parejo (CONAPRED, 2017).
El impuesto rosa encarece lo que compran todas las mujeres sin importar su contexto. Esto demuestra una más de las desigualdades que enfrentan a diario y que limitan sus oportunidades, así como su calidad de vida y desarrollo.