México es el segundo productor de fuegos artificiales en América Latina. Una tradición cuestionada por los riesgos que le representa a las personas, los animales y la ecología (El Heraldo de México, 06/12/19).
Primero, peligrosos para la salud
Las lesiones por fuegos artificiales se incrementan hasta 300 por ciento en la época navideña. Seis de cada 10 afectados son niños de entre cinco y 14 años de edad. Las heridas por quemadura se dan: 30 por ciento en manos, 28 por ciento en ojos y 15 por ciento en la cara y la cabeza (Economía hoy, 14/12/19).
Los cohetes liberan monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5). Cerca de 80 por ciento de las muertes por mala calidad del aire en México se deben a las partículas PM2.5, que son una mezcla de sustancias químicas orgánicas, hollín o metales (CONEVAL y OEHHA, Gobierno de California).
Las PM2.5 son tan pequeñas que penetran la barrera pulmonar y llegan a la sangre, generando problemas respiratorios o envenenamiento. Tienen un diámetro de 2.5 micras, para dimensionarlas, el grosor de un cabello humano es de 60 micras (OMS, 02/05/18).
Algunos cohetes alcanzan los 190 decibeles, mientras que los sonidos aptos para un adulto van de entre los 70 y 85 decibeles. El ruido que generan, como el de una “paloma”, llega casi directamente al oído interno, a más de 160 decibeles.
Segundo, los daños al medio ambiente
Los fuegos artificiales son altamente contaminantes por su combinación de nitratos, sulfatos, cobre, estroncio, perclorato de sodio, litio, antimonio, magnesio, aluminio y bario de isótopos radioactivos (SEMARNAT, 08/12/18).
El perclorato de sodio aumenta mil veces los niveles normales cuando está cerca de cuerpos de agua, por lo que daña a microorganismos y a la fauna acuática (SEMARNAT, 12/09/18)
Tercero, ¿cómo afecta a los animales?
La capacidad auditiva de los perros es de 60 mil ciclos por segundo y la de los humanos es de 20 mil (Vanguardia, 20/12/17).
Ya que son más sensibles, la detonación de petardos y fuegos artificiales puede dañar el oído de los animales al grado de perder la audición o quedar con un zumbido persistente (tinnitus).
Pueden presentar: estrés, paralización total o parcial, taquicardia, temblores, respiración acelerada, ataques de ansiedad, salivación extrema o pupilas dilatadas (Animal Político, 18/12/19 y Salud 180-MSN, 20/12/19).
Los animales se desorientan y pueden escaparse o actuar de forma poco común. Busquemos dejarlos en sitios donde el ruido no sea directo y en condiciones que puedan distraerse, como con música, para que sea menos estresante.
Los fuegos artificiales son divertidos para algunos pero dañinos y riesgosos. Seamos responsables y pensemos en los demás, en los animales y la ecología porque la pirotecnia no es solo fiesta y color.
@carlosjguizar