El aislamiento duele igual que el dolor físico. Al sentir soledad, rechazo o separación, se activan las mismas regiones del cerebro que reaccionan ante una lesión en el cuerpo (UCLA- BBC, 11/10/03).
El ser humano es social por naturaleza y es parte de su instinto el deseo de pertenecer a un grupo, pero ¿qué pasa cuando se siente aislado o rechazado? A continuación veremos cómo esa reacción puede ser tan fuerte que afecta al cuerpo y la mente.
Primero, los riesgos a la salud
La sensación de soledad lastima al corazón. Aumenta 29 por ciento el riesgo de tener un infarto y hasta 30 por ciento las posibilidades de padecer una enfermedad coronaria (ABC, 23/09/16).
Se eleva 30 por ciento el riesgo de una muerte prematura. Las personas de mediana edad en soledad crónica, tienen más posibilidades de morir que los adultos mayores en condiciones similares, según estudios realizados a 3.4 millones de personas (Association for Psychological Science-BBC, 28/02/18).
Quienes sufren el aislamiento social, son más propensos a tener hipertensión, que se relaciona con derrames cerebrales, paros cardiacos o problemas de riñón.
Segundo, más enfermizos
Al sentirnos solos o aislados, nos enfermamos más porque afecta nuestro sistema inmunológico. Las personas en soledad tienen 12 por ciento más actividad en los genes CTRA, lo que baja los niveles de producción de proteínas antivirales y aumenta el número de células blancas, que inflaman partes del cuerpo (PNAS-BBC).
La soledad prolongada puede generar un estado de alerta que impacta en el cuerpo, pues lo inflama y baja su capacidad de respuesta ante las infecciones. Si las inflamaciones son temporales ayudan a curarnos cuando nos cortamos o infectamos, pero en periodos largos pueden provocar enfermedades cardiovasculares o cáncer (BBC, 02/03/13).
Tercero, el sueño y la salud mental
Al sentirse aisladas, las personas están en un estado de alerta constante y tienen más interrupciones en el sueño aunque pueden sentirse solas aún estando acompañadas(Olivia-Salud180 y CNN, 10/02/20).
Se vuelve un círculo vicioso. La falta de sueño afecta a las zonas del cerebro vinculadas a la interacción social, lo que genera que se sientan solos y se vuelvan antisociales. Esa sensación de soledad, a su vez, altera el sueño (Psyciencia, 17/08/18).
La soledad afecta la salud mental porque está asociada con padecimientos como la depresión, el estrés o la ansiedad. Las personas solitarias ven más estresantes las actividades diarias, en comparación con quienes se sienten acompañados (Universidad de Chicago-BBC).
Sentirse solo va más allá de estar con otras personas porque también es un estado mental y de cómo se percibe la realidad. Tengamos más empatía porque el aislamiento afecta física y mentalmente.