Las elecciones en el Estado de México tienen una relevancia propia. El triunfo de la maestra Delfina Gómez para la gubernatura del Edomex movió el tablero político no solo del estado, sino del país.
Las elecciones 2024 serán un certero termómetro de cómo la ciudanía valora la nueva administración morenista en la entidad.
Veremos si el PRI se recupera, se mantiene o se achica. En la pasada contienda el PRI quedó vulnerable. Veremos si la otrora estructura del partido lo saca a flote o se derrumba.
Percibiremos también si el PAN valida su preeminencia a nivel federal en la oposición.
En la elección mexiquense del 2023, el PAN quedó muy lejos del millón de votos que prometió. En tanto al PRD como NA lucharán por su supervivencia. En la última elección sus votos fueron raquíticos.
En el pasado, el papel de las estructuras del partido hegemónico pasaba por el corporativismo de la CTM, CNC, CNOP, sindicato de maestros y otros. Ahora veremos si las clientelas políticas transitan de las estructuras corporativas a los programas sociales. Será interesante evaluar ahora su peso.
También estará a prueba el nivel de la participación ciudadana. Esta tiende a agrandarse en las elecciones presidenciales y concurrentes; sin embargo, llama la atención la bajísima participación electoral en lo local. Aquel 50 por ciento de participación en 2023 fue pobre, con lo que estaba en juego. Los últimos resultados para gobernador y municipios la participación electoral fue baja.
Arturo Montiel ganó con 46 por ciento de participación; Peña con 42; Eruviel Ávila con 45 y Alfredo Del Mazo con 53 por ciento.
Hoy, como en el 2023, las casas encuestadoras dan una clara ventaja a la candidata de Morena. En el Edomex las encuestadoras se jugaron su prestigio y no salieron bien libradas. La mayoría sobreestimó a la maestra Delfina: dieron una ventaja de más de 20 puntos, cuando en realidad, según cómputos oficiales, fue apenas de ocho puntos. Veremos su asertiva no solo a nivel federal sino en numerosas entidades.
Las estructuras electorales llegan vulnerables. Resaltan las fracturas y conflictos internos especialmente en el INE, Tribunal y varios Oples.
Si bien la guerra sucia no ha aparecido nítidamente en nuestra entidad, está latente la contaminación por el entorno electoral federal.
Cada elección es diferente, cada proceso tiene sus particularidades. Mas que consagrar a una vencedora y un cuerpo grande de puestos populares, lo que está en juego en el junio de 2024 son dos proyectos de país.