Cultura

El réquiem del año

Un final rico y dulce que empalaga, como se ha mencionado con anterioridad, el paso de una época a otra es el momento exacto para disfrutar dos estaciones en el mismo lugar, nos referimos a las frutas y verduras que podemos encontrar en los mercados de una temporada la otra. Hace dos o tres semanas comíamos dulce de calabaza, camote de distintas formas, colores y sabores, en diferentes preparaciones. Sin embargo, hoy todo esto lo podemos acompañar con un poco de tejocote o unos dátiles, en una taza de ponche para eso del frío. Dan inicio las posadas, esperadas por chicos y grandes, a más de un mes de haber estado de luto o en remembranza por el día de muertos. Estas fechas se convierten en toda una celebración, ver la ciudad llena de luces y adornos por todas partes da una sensación de paz aparente. Hablamos del fin de año, el cual ya está a la vuelta de un día y solo nos dejan el mensaje de que somos o un año más viejos o más sabios.

En tiempos pasados, este era el punto en el que las abuelas empezaban a preparar los almíbares, encurtidos, mermeladas, chiles en vinagre, frutos secos, etcétera. Estas tradiciones milenarias que, de ser técnicas de almacenaje y conservación de alimentos para esperar la primavera, hoy en día son motivo de adorno y postre para las cenas que nos esperan. Aunque,para aquellas personas que encuentran a la báscula como su juez y la mesa su pecado, los platillos como el pavo relleno, el lomo mechado, la pierna horneada, pan de navidad y todas las delicias ofrecidas para las celebraciones próximas se convierten en un martirio, todos los pecados de gula cometidos durante todo el año pueden ser insignificantes frente a los convivios, posadas y cenas. Aunque no todo es penitencia, en muchos casos la espera de un nuevo año trae consigo metas, expectativas y objetivos a cumplir en enero, dando por hecho que en ocasiones el ciclo se repita hasta el próximo año.

Al fin y al cabo, cada temporada la marcamos y la degustamos con la materia prima disponible; las convertimos como una estrategia de supervivencia hace muchos años y ahora son pistas para reconocer la estación del año que atravesamos, pero específicamente en esta época coincidimos en pensar que “ya huele a comida” y no hay de otra más que disponernos a celebrar. En la humilde opinión de este espacio, la comida no debe de ser un pesar sino un gusto, aquel que nos da la vida para poder disfrutar las pequeñas cosas que al final del día las hace grandes, y que nos recuerda que no solo comemos para dar combustible a la máquina, además de eso comemos porque nos gustan los sabores, los olores, las texturas y los recuerdos que llevan impregnados en cada bocado, tanto de agrado como de repudio, y poderlos compartir con el resto de la familia. 


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Benjamín Ramírez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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