Arcimboldo, pintor del Renacimiento, tomó todos los elementos que había su alrededor para crear su obra, diseñó vestuarios para las celebraciones con danza y teatro de la corte del Rey Rodolfo II de Habsburgo. Entonces entra el elemento mágico, Rodolfo era un apasionado de la alquimia, y los retratos de Arcimboldo, realizados con frutos, animales y vegetales, se cree que estaban planeados, que cada enemente, vegetal o floral, era una fórmula alquímica, recetas mágicas que en lugar de leerse se podían ver e interpretar. Rodolfo recibía magos buscado la piedra filosofal, y parte de esas búsquedas eran las obras de Arcimboldo. La alquimia de la pintura, de la mezcla de pigmentos y aceites, de dibujar y captar el parecido, fue una fórmula de protección y de buen auguro para los retratados.
La maestría de Arcimboldo está que no deformaba los elementos, los integraba y con ellos construía cada cabeza, cada rostro, sacando a la luz una anatomía oculta y mágica. En la búsqueda alquimista realizó una serie con los 4 Elementos de la Naturaleza y las Estaciones del Año. En el “Verano”, del cuello salen espigas de trigo, las mejillas jugosas, con hojas verdes de ropa, hay una gran alcachofa en el pecho. La diferencia con el “Invierno” es que muestra a un anciano, lo consigue con ramas, tierra árida, furtos secos. Lleva la observación al límite para reunirnos con la naturaleza. En la pintura del “Aire” es muy misteriosa, son pájaros ensamblados, saliendo del hombro hay un pavo real que tenía connotaciones mágicas, paloma, pichones, el rostro, a pesar de este collage de pájaros tiene expresión y eso es característico de Arcimboldo. En la magia y la ingeniería del Renacimiento volar fue una obsesión y es por eso Arcimboldo encarna al retratado con los pájaros.
En el “Agua” estamos en la era de la navegación y de las leyendas de los monstruos marinos, aquí además incluye las descripciones que había de animales vistos en océanos lejanos. Las perlas eran la joya más preciada de la época, estás presentes porque significaban pureza. En el elemento “Fuego” trae a la guerra y da forma con armas e insignias que auguran el triunfo en la guerra.
Obviamente, también fue un gran dibujante, existen sus bocetos para los vestuarios que son tan imaginativos como sus pinturas. La verdadera creación no tiene límites, ahora condenan al arte a supuestas grandes intenciones y la mayoría no saben qué hacer. Arcimboldo tomó el retrato y la naturaleza y los fusionó, para crear una icnografía erudita, es un trabajo de observación científica.
Los surrealistas lo admiraban y creo que es el creador del arte fantástico. Lo que hay alrededor de nosotros es materia suficiente para iniciar una obra, una gran parte de la crítica ve a Arcimboldo como un artista retiniano, además esa palabra es una tontería, o lo llaman grotesco. Eso sucede porque no saben en dónde está la belleza, que no es el arquetipo ni la complacencia.