En cada temporada navideña escuchamos la misma promesa: comprar será más fácil. Pero este año Google parece decidido a convertir esa promesa en un laboratorio real de automatización.
¿Hasta qué punto queremos que la inteligencia artificial intervenga en nuestras decisiones de consumo? ¿Y dónde está la línea entre ayudarnos… y comprarnos?
Google presentó su actualización más ambiciosa del Modo IA en Google Shopping, capaz de responder consultas conversacionales con comparativas, imágenes, precios, reseñas y disponibilidad. Ya no se trata de buscar un “suéter cómodo”, sino de describirlo como lo harías con un amigo: colores otoñales, texturas, estilos. La IA traduce esa subjetividad en opciones concretas. Si dudas entre productos, la plataforma te arma tablas lado a lado, como si tuvieras a un asesor personal filtrando la jungla del comercio electrónico.
La integración con Gemini, su chatbot de IA, lleva esa experiencia a otro nivel. Ahí, tus preguntas se conectan con el Shopping Graph, una base de más de 50 mil millones de productos. La idea es que el proceso sea continuo: descubres, comparas y compras sin cambiar de entorno. Y si lo que buscas está en una tienda física, Google puede incluso llamar por ti. Su capacidad de agente pregunta disponibilidad, transcribe respuestas y te envía un resumen con inventario cercano. Un asistente que no duerme… ni se cansa.
Para quienes compran por inspiración visual, Google introduce un feed al estilo Pinterest, que ordena imágenes según tus intereses y las vincula con productos. Un espacio para navegar ideas antes de convertirlas en compras, reforzando el ciclo de deseo–búsqueda–adquisición.
Y como cierre, una función que puede cambiar el juego: el seguimiento automatizado de precios. Si un producto baja a tu rango, Google te avisa; si cumple condiciones, puede incluso comprarlo por ti, previa autorización.
Estas herramientas no solo prometen eficiencia: también adelantan un futuro donde delegamos cada vez más decisiones. Por eso, consumidores y comercios deberán ajustar su estrategia. Al final, la pregunta clave es simple: ¿estamos listos para que la IA no solo nos ayude a comprar… sino que aprenda a comprar en nuestro nombre?