Más de 450 años le costó a la elite gobernante de la ciudad aceptar el origen indígena presente en la fundación de Guadalajara, en este caso la resistencia que obligó a los españoles a fundarla 3 veces; la no fundación. En 1992, al celebrar los 450 años de su ultimo asentamiento, el cronista insistió en su discurso “Guadalajara nació criolla”, hipótesis que se desploma al dar una vuelta al centro histórico los domingos para ver la diversidad de rostros y por tanto de tipos raciales en la raíz de los tapatíos.
No obstante que historiadores como Antonio Tello y Matías de la Mota Padilla, dan testimonio histórico de la vida y palabras de Francisco Tenamaxtli, no por ello deja de ser sujeto de historias fantasiosas, que si se llamó Diego de Zacatecas o ya bautizado Francisco Tenamaxtli; si era cacique de Nochistlán o un guerrero que encabezó la defensa frente al ejército del Virrey de Mendoza, al que mandó decir con sus mensajeros “debéis estar locos pues por vuestra voluntad venís a que os matemos: nosotros por fuerza nos exponemos a la defensa de nuestras tierras, más a vosotros quien os ha llamado”.
Tenamaxtli acudió a la corte, la defensa de su causa estuvo a cargo de Fray Bartolomé de las Casas, del proceso surgen antecedentes en la defensa de los derechos humanos, de ese expediente, rescato el siguiente argumento:
"suplico a Vuestra Alteza que, teniendo ante sus ojos a Dios y a la verdadera justicia, consideren los incomparables agravios y males que yo y todos los naturales de aquella provincia hemos recibido y recibíamos en aquella sazón y que no fue alzarnos y rebelarnos sino huir de la crueldad inhumana y no sufrible de los españoles como huyen los animales de quien los quiere matar”.
Desde mediados del siglo XIX los profesores de la Academia de San Carlos, principalmente el escultor Manuel Vilar se había empeñado en trabajar en esculturas con temática indígena, en 1852 realizó la escultura colosal de Tlahuilole, guerrero tlaxcalteca, la escultura en bronce muestra la inspiración grecolatina para representar la fuerza del guerrero. Un modelo que influyo en otras representaciones de héroes o reyes indígenas, hasta que apareció Cuauhtémoc vestido con una túnica.
Luis Larios, escultor egresado de la escuela de Artes Plásticas, tal vez tuvo este modelo en mente cuando emprendió la tarea de representar al guerrero cazcan en 1960, tal vez motivados por las celebraciones de los 150 años de inicios de la Independencia, el ayuntamiento de Guadalajara encargó la escultura del guerrero indígena par el nuevo parque construido en parte de lo que se conocía como las barranquitas y completaba la nueva urbanización del conjunto universitario. En diciembre de 1961 fue instalado en una isleta en el parque Alcalde, el tren que lo recorría, al salir del túnel se encontraba con “el indio” lo que le daba cierto misterio al paseo.
En 1992, queriendo recomponer su pasado la “Guadalajara que nació criolla” decidió que, en uno de sus antiguos barrios de indios, en Analco se concentrara el pasado indígena en las figuras de Cuauhtémoc y Tenamaxtli.
Tenamaxtli Así el señor de Nochistlán recorrió el imaginario de los tapatíos, de ser “el indio del parque Alcalde” al guerrero defensor de los derechos humanos instalado en el centro de la ciudad en la plaza fundadores