Política

Bloqueo

Venezuela terminará el 2025 cercada. Aislada por lo que el presidente Donald Trump ha llamado “la mayor armada jamás desplegada en América del Sur”. Por tamaño y potencia, tiene razón. Esto no es un hecho aislado ni una reacción improvisada de Washington. Es, en realidad, una estrategia integral, cuidadosamente escalonada, cuyo objetivo final ha sido siempre el mismo: empezar por Venezuela para recuperar el control geoestratégico del continente, ampliamente compartido con Rusia, Irán y China durante las últimas dos décadas.

En estrategia militar, lo que está sucediendo con Venezuela suele describirse como presión incremental. El mecanismo es simple y, a la vez, eficaz: se generan acciones que aumentan gradualmente en intensidad, esperando que el país objetivo responda —política, económica o militarmente— para entonces justificar una acción mayor, ya no como agresión, sino como defensa legítima.

En el caso venezolano, primero fueron las sanciones económicas. Después, las acusaciones formales por narcotráfico contra miembros del régimen. Más tarde, la narrativa del gobierno venezolano como protector de organizaciones criminales. El siguiente paso fue aún más contundente: la caracterización del propio régimen como una organización criminal en sí misma. Cada etapa preparó el terreno para la siguiente, normalizando la anterior.

El actual bloqueo de buques petroleros apunta directamente al corazón financiero del chavismo-madurismo: la venta internacional de petróleo, tanto la legal como la que se mueve en circuitos paralelos. La justificación formal tiene raíces antiguas. Washington argumenta que varias instalaciones, campos y derechos de explotación fueron nacionalizados de manera ilegítima durante el régimen de Hugo Chávez, afectando directamente a empresas estadounidenses. Bajo esta lógica, impedir la comercialización del crudo venezolano no sería entonces un acto de guerra, sino una forma legal de “reparación”.

Si el régimen venezolano no responde, es previsible que las acciones continúen ampliándose en alcance y profundidad. Y si responde, habrá justificación para atacar. Como se dijo hace semanas en esta misma columna, Washington no descansará hasta que Nicolás Maduro caiga. Y que Maduro va a caer es algo que nadie debería dudar. Esto se ha convertido en un juego de suma cero: si Maduro gana, Trump pierde. Y en este juego, Donald Trump difícilmente va a perder.

Así, el cerco se cierra lentamente. No con un solo golpe, sino con muchos, cada vez más asfixiantes, cada vez más feroces. Esta es una estrategia en marcha. Y su desenlace, aunque aún no tenga fecha, es cada vez menos incierto. Y hasta aquí el análisis naval de tu Sala de Consejo semanal.


Google news logo
Síguenos en
Arnulfo Valdivia Machuca
  • Arnulfo Valdivia Machuca
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.