La violencia digital es un delito que refiere la divulgación sin consentimiento de textos, videos, u otras impresiones gráficas, de contenido íntimo o erótico.
En el Código Penal de Coahuila encontramos en el artículo 271 la invasión a la privacidad y en el 272, las violaciones a la privacidad, a la imagen o intimidad personal.
En la Ley estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se incluyó la violencia digital desde 2019. Y, bajo este marco legal, tiene penalidades que van de los 3 a los 8 años de prisión y multas.
Aun así, no se desaniman quienes insisten en cometer estos delitos, que según la ONU presentan niveles alarmantes de pandemia.
Durante el pasado fin de semana la Comarca Lagunera, específicamente la ciudad Torreón, se volvió un trending topic en redes sociales como Twitter a raíz de dos documentos de origen incierto en formato de hoja de cálculo, el primero creado para mujeres que quisieran exponer de forma anónima presuntos acosadores; el segundo, creado por hombres, donde expresan sus encuentros íntimos y con quién los tuvieron, exhibiendo datos personales de jovencitas, con desparpajo tal, que exponen escuelas y zonas residenciales.
Hagamos visible un punto importante: por alguna razón no denuncian ante la autoridad competente el delito del que se duelen. Eso debe preocuparnos.
El problema es de madres, padres, docentes, escuelas, Secretaría de Salud, SEP, Ministerio Público, y policía cibernética, de usted que lee y de toda la sociedad.
La educación, empatía, consideración y respeto que exhibimos en nuestra vida real, es el mismo que debemos tener en la vida virtual.
No deberíamos tener una doble personalidad que, en línea se permite toda clase de bajezas, amparándose en el anonimato.
La etiqueta virtual debe ser ejercida por cada persona.
Eduquemos en el respeto, la dignidad y derechos para toda la gente.
Los delitos digitales, nos han alcanzado como sociedad. No es problema individual o de algunas familias concretas, es un problema social y la solución, debe partir del todo que somos.
Nueve millones de mujeres han vivido algún tipo de delitos digitales, en edades de 12 a 29 años, según el INEGI en 2015.
La educación digital debe prevenir, ser parte de la formación de infancias y adolescencias, y ya vamos tarde.
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