Me atraen las películas que narran las vicisitudes de personajes sencillos que comparten con el espectador su ambiente familiar, espacios y actividades de trabajo y observaciones de su día a día. Me parece que últimamente este tipo de filmes ha abordado trabajos y profesiones que, en el pasado, no se percibían atractivos para servir de base para un drama fílmico. Dos ejemplos sobresalientes son “La camarista” de la mexicana Lila Avilés que describe el la rutina diaria de una joven camarera de un hotel de la Ciudad de México que, al limpiar los cuartos, descubre a través de los objetos los rasgos de los huéspedes y “Heldin” (“Heroína” o “Late Shift”) de la directora suiza Petra Biondina Volpe que sigue a detalle las agotadoras actividades de una enfermera que trabaja en un hospital público con una terrible escasez de personal.
La película irlandesa “Four Mothers” (“Cuatro madres”) de Darren Thorton escoge la tarea de los cuidadores de ancianos para armar una trama dramática cargada de tensiones y situaciones penosas y difíciles. El filme gira alrededor de un escritor que se dedica al cuidado de su anciana madre (Fionnula Flanagan) que sufrió un derrame cerebral. Edward (James McArdle) la atiende con una paciencia admirable y aguanta las exigencias y frustraciones de la mujer que perdió el habla y se ve obligada a utilizar una tablet para comunicarse. El hecho de que Edward esté invitado a realizar una gira de lectura en EUA, tensa la situación ya que su madre se niega a cambiarse a una casa de retiro aunque sea por unas semanas. Es más, la situación se vuelve realmente difícil cuando, en lugar de ayudarle a preparar su viaje y ausencia, tres íntimos amigos de Edward le encargan el cuidado de sus ancianas madres ya que como cuidadores necesitan un par de días de descanso.
El director irlandés Darren Thorton y su hermano y coguionista Colin Thorton decidieron narrar la historia de las tribulaciones de Edward como comedia basada en las experiencias con su propia madre y la anécdota que narra la película italiana “Pranzo di ferragosto” (“Comida de Agosto”) de Gianni di Gregorio (2008). En “Four Mothers” el protagonista y cuidador de su madre es un hombre gay que comparte con un grupo de amigos que también cuidan a sus madres, las experiencias con mujeres que, a pesar de su edad y las discapacidades, son ancianas que disfrutan muchos momentos del día y la convivencia – a menudo irritante y exigente - con sus hijos. Las secuencias en las que observamos cómo Edward atiende a su madre, cómo ella lo observa y pone a prueba con exigencias que él aguanta a pesar de que harían explotar a cualquiera, llegan al corazón. Cuando durante el culto religioso del domingo observamos a las señoras sentadas en las primeras filas de la iglesia mientras que en la última sus hijos cuidadores intercambian experiencias, caemos en cuenta que el filme trata el cuidado de los ancianos por sus hijos solteros como tema - y problema – que necesita ser atendido.
Por su tema el filme emociona y convence. Lo que no está del todo logrado y narrado con matices y sensibilidad, es la progresión dramática que se estanca en situaciones repetitivas y el trato cliché de las vacaciones queer de los amigos que con sus llamadas festivas, parecen burlarse de Edward. Lo que en cambio enriquece la película, es la apertura de las ancianas para hablar de temas como la salida del closet de sus hijos gays o la relación con sus maridos que, en vida, las trataron con torpeza e imposición.
Con su acento en el trabajo de los cuidadores, la necesidad de Edward de romper el cordón umbilical y las reflexiones de las madres sobre sus hijos gays ,“Four Mothers” formula un mensaje universal y urgente.